Los pacientes con apnea obstructiva del sueño (AOS) son particularmente vulnerables a estos efectos adversos, motivo por el que la presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), un tratamiento común para estos casos, que mantiene abiertas las vías respiratorias durante el sueño mediante una máscara conectada a una máquina, podría ser menos eficaz si se padece alergia respiratoria.
En este sentido, la neumóloga y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Sueño (SES) María Fernanda Troncoso, ha señalado que los síntomas alérgicos no solo afectan a la calidad de vida durante el día, sino que también sobre el descanso nocturno de estas personas, de manera que “los síntomas de alergia como la rinitis o la congestión nasal, el picor de ojos y de garganta, los estornudos, la tos o la se sensación de dolor torácico con pitos y falta de aire pueden predominar por la noche, dificultando la respiración y alterando el sueño".
Además, la doctora ha especificado que "la congestión nasal puede provocar que cueste conciliar el sueño más de lo habitual; y la tos suele provocar despertares abruptos y fraccionar el sueño, por lo que muchas veces en esta época del año es más fácil experimentar fatiga, cansancio y sensación de somnolencia durante el día”.
Por otra parte, la experta ha detallado que muchos fármacos antialérgicos orales, que son efectivos para aliviar síntomas como la congestión nasal, los estornudos o el picor de ojos, tienen el inconveniente de provocar somnolencia, de manera que ha indicado que “los antialérgicos de segunda generación menos, pero incluso con ellos hay personas que notan la somnolencia, por lo que hay que tener cuidado sobre todo al realizar actividades de riesgo o conducir”, para añadir que "si los síntomas de alergia predominan por la noche, es recomendable tomar el fármaco antes de acostarse, ya que así el sueño será de mejor calidad y, si se produce somnolencia, estaremos durmiendo”.
Sin embargo, la congestión nasal y la tos, especialmente si el asma no está controlado, pueden impedir el uso de la CPAP, exacerbando la afección. En este sentido, la doctora ha explicado que “la CPAP es efectiva solo si se usa. Las noches en que no se usa la mascarilla, las apneas recurrentes y la falta de oxígeno están presentes, fraccionando el sueño y haciendo que reaparezcan los síntomas de cansancio y somnolencia durante el día”.
La neumóloga ha apuntado además que los pacientes con apnea obstructiva del sueño que tienen pautado un tratamiento con CPAP son los más damnificados por las alergias, ya que la congestión nasal o la tos por un asma no controlado pueden impedir el uso de la mascarilla y empeorar esta afección. En este sentido, ha explicado que “la CPAP es efectiva solo si se usa. Las noches en que no se usa la mascarilla, las apneas recurrentes y la falta de oxígeno están presentes, por lo que se fracciona el sueño y vuelven a aparecer los síntomas de cansancio y somnolencia durante el día”.
En este sentido, Troncoso recomienda a los pacientes usuarios de CPAP que sufran alergia realizarse por la noche, antes de colocarse el dispositivo, lavados nasales con solución salina; y de no ser suficiente, sería necesaria la valoración por un otorrino o alergólogo, según el caso, para estudiar la posibilidad de prescribir corticoides intranasales.
Para mejorar en la medida de lo posible el descanso de las personas con alergia, Troncoso considera importante identificar el patrón de los síntomas y la época de aparición, para de esa forma estar preparados para prevenir crisis importantes y tratar los síntomas a tiempo.
Ante el repunte que se está dando este año, el Centro de Información del Medicamento (CIM) del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) ha indicado que los efectos de los antihistamínicos empleados para tratar los síntomas de la alergia producen somnolencia porque penetran en el Sistema Nervioso Central (SNC), donde bloquean la acción de la histamina, cuya función principal es mantenernos despiertos y activos.
La apnea obstructiva del sueño es un trastorno respiratorio frecuente que provoca interrupciones respiratorias (apneas) durante el sueño, que pueden durar desde segundos hasta dos minutos. Además de perturbar el sueño, disminuyen el oxígeno en sangre y aumentan la concentración de dióxido de carbono. Aunque en ocasiones puede ser necesaria la cirugía, el pronóstico es excelente cuando se ponen en práctica algunas recomendaciones, tales como cuidar la higiene del sueño, dormir el número suficiente de horas, mantener horarios regulares o evitar siestas largas.