Leiva acudió a La Revuelta con ocasión del lanzamiento de su nuevo disco Gigante, y allí le contó a David Broncano cosas que nunca hubiera soñado contar... así las cosas, habló de vacas, de recuerdos, de peleas callejeras, de tomates de huerto... pero sobre todo, de alergias mortales... es decir, de una peligrosa alergia que casi acabó con su vida.
Broncano lo presentó como lo una estrella, y Leiva no tardó en bromear sobre su pasado. Y es en este contexto donde confesó que sufre un grado 10 de alergia a los gatos. En este sentido explicó que “me dijeron que si seguía conviviendo con gatos me podía morir”.
Se refería a los de su hermano Juancho, cantante de Sidecars, que a pesar de tener la misma alergia sigue con ellos gracias a una vacuna. “Es tan majete que aguanta”, dijo Leiva con humor.
También relató un episodio digno de urgencias médicas: una mordedura de gato en el “triángulo de la muerte” facial, justo antes de un viaje. “En seis días tenía la cara como Jesús Gil. Si me empano y no voy al médico, ahí me quedo”.
Entre anécdotas y carcajadas, apareció también el tema de los gatos serval, esos felinos exóticos que algunos tienen como mascota. “Es como un lince, más lince que gato. Quien tiene uno de esos en casa, honestamente, merece un ataque de serval”, soltó sin filtro.
El músico explicó además algunas rutinas curiosas, como que deja que un amigo meta vacas en su finca a cambio de huevos: “Me dejan el terreno como el césped del Metropolitano. Ya lo querría el Dream Team del Barça”. Ademas, confesó que algunas cosas no le han salido bien: “Probé a sembrar alcachofas, pero no agarraron. Hace frío en mi pueblo”.
Una vida tranquila, en fin, que ha compaginado con la creación de su nuevo disco, entre cuyas canciones destaca “Caída libre”, un tema dedicado a un amigo con depresión y que ha contado con una colaboración que parecía imposible: Robe Iniesta. “Pensaba que iba a decir que no. Le cambié un par de cosas a la letra, le encantó y lo grabó. Es un tótem. En estos tiempos donde se sabe todo de todos, de Robe no se sabe nada”, confesó.
Tambien relató lo sucedido durante una visita a casa de Carlos Tarque, vocalista de M Clan, cuando tras una comida, varias copas y un bote de picante extremo llamado Death, metió el dedo en el bote. “Me enfermé gravemente. Vómitos, fiebre, psicodelia, tembleques… Me taparon como a un pajarillo”. A las tres de la mañana, en su habitación y con la idea de “cambiar de pantalla”, decidió hacerse una paja con la mano derecha, la del picante, y ahí fue donde exclamo: “Fuego. Fuego. Rabo ardiendo. Me quemé la cola”, explicó, provocando el delirio en el plató.