4,5 millones de personas en la Unión Europea sufren algún tipo de alergia alimentaria y, con ello, una merma en su calidad de vida que requiere de los esfuerzos de todos los actores de la cadena: autoridades, comunidades científicas, industria y afectados. Esta ha sido una de las principales conclusiones de la Jornada sobre Alérgenos que ha celebrado la AESAN, y que ha formado parte de Safe2Eat, la campaña europea de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)
La jornada, celebrada en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, ha tratado de visualizar con rigor a la ciudadanía asuntos relacionados de seguridad alimentaria, en este caso centrándose en los alérgenos, “algo que nos preocupa no solo a nivel salud pública sino también por cómo impacta en la calidad de vida de los afectados”, según explico la directora ejecutiva de la AESAN, Ana López-Santacruz Serraller, en la inauguracion el evento.
Aitor Sánchez García, ha sido el encargado de presentar el acto y la campaña safe2eat, que se encuentra en su quinto año y tiene por objeto facilitar a los consumidores información y consejos claros sobre seguridad alimentaria, respaldados por datos científicos, que les ayuden a tomar decisiones informadas en materia de alimentación.
En esta linea, el subdirector general de Gestión de la Seguridad Alimentaria, Victorio Teruel, repasó cómo ha evolucionado la regulación de las alergias alimentarias que, “antes de 1999 era inexistente y que se ha desarrollado enormemente, aunque -reconocía- aún queda mucho por hacer”.
Una labor pendiente especialmente en lo que tiene que ver con el etiquetado y su regulación a nivel europeo, apuntaba Teruel, que detalló que “es necesario regular en la Unión Europea el Etiquetado Precautorio de Alimentos (EPA) porque actualmente sufrimos un EPA no armonizado, que se sobreutiliza y por tanto pierde su efecto y puede conducir a conductas de riesgo en la ciudadanía”.
Por su parte, Irene Gadea, jefa de área en la Secretaría General de Gestión de la Seguridad Alimentaria aseguró que, “en la Unión Europea, como criterio se sigue el de informar siempre de la presencia de los alérgenos en un alimento envasado en la lista de los ingredientes, no en un recuadro aparte o repitiendo la información en un texto destacado. Y esto es así para que las personas consumidoras sepan siempre dónde van a encontrar esa información”; mientras que Enrico Frabetti, director de Política Alimentaria, Nutrición y Salud de la FIAB, explicaba que esto es esencial y responsabilidad de todos: “autoridades, consumidor e industria”.
En esta línea, Ángel Sánchez, presidente de la Asociación de Personas con Alergia a Alimentos y Latex, explicó que aunque las personas consumidoras ven en los alimentos avisos de la presencia no intencionada de alérgenos, esto se trata de algo voluntario, lo que hace que “el consumidor no acabe de fiarse” y además, “muchas veces corresponde más a una estrategia de marketing que otra cosa”.
También se abordó el tema de la llegada de nuevos alimentos como las semillas de chía, los insectos o el zumo de noni, productos que no escapan al control de los posibles alérgenos alimentarios que puedan presentar. En este sentido, María de la Montaña Cámara, catedrática de la UCM y miembro del Panel de la EFSA sobre alérgenos, explico que “no solo evaluamos su alergenicidad sino también a qué grupo de la sociedad va dirigido, por edades, por ejemplo”.
Y en esta linea, Araceli Díaz, miembro del Comité Científico de la AESAN, detallo que “Europa, para bien o para mal, es muy garantista y eso hace que la seguridad alimentaria esté garantizada”, e incidió en la importancia de informar con rigor, ya que “hoy todo el mundo es intolerante a la lactosa o tiene alergia al gluten y no hay detrás una evidencia científica. Es algo muy peligroso y contra lo que desde la Agencia luchamos”.
La jornada fue clausurada por la Decana de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense, Pilar Gómez Serranillos que, como anfitriona del acto, agradeció a los presentes su asistencia y participación.
