Con un simple análisis de sangre se pueden predecir los riesgos y la gravedad de las reacciones alérgicas a ciertos alimentos, según ha demostrado un grupo de investigación del Hospital Pediatrico Bambino Gesù, permitiendo realizar un diagnóstico cada vez más seguro y preciso, tanto para las alergias “históricas” como para las alergias y emergentes alergias alimentarias.
Según el Instituto Superior de Salud (ISS), una alergia alimentaria se define como una reacción adversa que ocurre cuando el sistema inmune responde específicamente y reproducible a la exposición a un alimento en particular o sus componente, incluyendo tanto reacciones inmunes mediadas por IgE como las que no están mediadas por este componente, así como una combinación de ambas.
Cuando un sujeto presenta una alergia alimentaria, algunas sustancias normalmente presentes en los alimentos pueden desencadenar una reacción inmune inmediata o retrasada de una gravedad diferente, dependiendo de la sensibilidad del individuo, cuyos síntomas, de leve hasta potencialmente peligroso para la vida, pueden manifestarse desde unos minutos hasta varias horas después de tomar la comida.
De esta manera, las personas con alergias alimentarias, especialmente si estas tienen consecuencias muy graves, pueden verse comprometidas por la continua necesidad de excluir uno o más alimentos y, a pesar de la disponibilidad de numerosos estudios nacionales e internacionales, es complejo establecer la prevalencia de las mismas.
El procedimiento realizado con precisión por un equipo del Laboratorio de Análisis Clínico y de la Sección de Alergología, del Hospital Pediátrico Bambino Gesù es capaz de predecir los riesgos de análisis de sangre y la gravedad de las reacciones a ciertos alimentos.
Se trata de una prueba de activación basófila de un tipo de glóbulos blancos producidos en la médula ósea, que liberan productos químicos en respuesta a reacciones alérgicas e inflamatorias, como la histamina y la heparina.
El procedimiento no expone a los pacientes a ningún riesgo, de hecho, la prueba se lleva a cabo in vitro, y a partir de una muestra de sangre, simulando una prueba de gatillo en vano. De hecho, las células de la respuesta alérgica se aislan y luego son puestas en contacto con el alérgeno, de manera que si el niño es alérgico, las moléculas que se pueden detectar aparecen en la superficie de estas células.
Un diagnóstico oportuno y un especialista que se haga cargo pueden marcar la diferencia en la gestión efectiva de la enfermedad alérgica, consigui9endo reducir el riesgo de complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de los niños y las familias.
Gracias a esta nueva herramienta de diagnóstico, de puede definir el perfil de riesgo de cada niño e identificar la estrategia terapéutica más apropiada.
