Tomar suplementos dietéticos y vitamínicos sin prescripción médica es una cuestión muy delicada, lo que no impide que numerosas personas recurran a estos complejos vitamínicos de venta libre por determinación propia, ya sea en otoño para tratar de combatir los resfriados; en primavera para paliar los efectos de la astenia y la alergia; o en épocas en que se sienten bajos de ánimos.
Además, están aquellos movidos por la creencia de que la suplementación de ciertas vitaminas es positiva para su salud. Con todo, lo cierto es que nunca deberíamos recurrir a la ingesta de suplementos vitamínicos o dietéticos sin acudir primero al médico para que lleve a cabo un estudio pormenorizado de nuestras carencias nutricionales.
Así las cosas, la web denominada Estilos de Vida Saludable, publicada por el Ministerio de Sanidad deja clara su postura sobre la ingesta de suplementos con el objetivo de mejorar la salud, explicando que “no es necesario, salvo en casos muy concretos (por ejemplo, embarazo o determinadas patologías y siempre con prescripción por un facultativo), tomar ningún tipo de suplemento si se toma una alimentación sana, variada y equilibrada”, a lo que añade que “tampoco, en épocas en las que nos sentimos con menos energía, en la que tenemos una actividad más intensa o cuando nos resfriamos con frecuencia”.
Desde este órgano de difusión institucional ponen además de relieve que “el consumo de suplementos nunca debe sustituir una dieta equilibrada y variada”, ya que “una de las muchas consecuencias positivas que aporta una dieta variada es que los distintos nutrientes interaccionan entre sí, produciendo unos beneficios cuando se consumen juntos que no se dan con el consumo de los suplementos”.
En torno a la ingesta de compuestos vitamínicos de venta libre sin supervisión médica, el doctor Álvaro Flamarique, especialista en medicina interna de Quirónsalud Zaragoza ha explicado que “la recomendación es realizar una valoración médica y seguir las indicaciones al respecto evitando la automedicación, ya que pueden producir hipervitaminosis”.
Sobre el caso concreto de complejos vitamínicos que se comercializan con la promesa de “levantar el ánimo”, Flamarique ha afirmado tajantemente que “desde el punto de vista médico no hay evidencia científica de que esto suceda”, al tiempo que recordaba que para los casos de fatiga y astenia, lo mejor es “llevar una dieta sana, variada y equilibrada, en cuya base estén los hidratos de carbono, las frutas y las verduras”.
Por su parte, la nutricionista Fátima Blanco ha puesto de relieve la importancia de realizarse analíticas periódicas en relación con los niveles de vitamina D, y “en el caso de que fuese necesario y siempre bajo prescripción médica, suplementarla en las dosis requeridas”.
Otras vitaminas que pueden requerir suplementación además de la vitamina D, siempre bajo prescripción médica, son la vitamina B12 o el ácido fólico. En este sentido el doctor Flamarique ha explicado que “se pueden hacer estudios analíticos para valorar su déficit y, en el caso de que este se diese, suplementarlas si fuese necesario, ya que tanto la B12 como el ácido fólico están relacionados con la anemia”.