Cuidar la piel implica mantener una rutina de cuidado diaria y saber elegir qué tipo de activos cosméticos sientan bien y cuáles son más reactivos. De esta manera, para evitar sorpresas en la piel, la mejor solución es la llamada prueba del parche, un pequeño gesto que evitará rojeces y reacciones alérgicas y que, según los cosmetólogas y expertos en dermocosmética, son esenciales si se tiene la piel sensible.
La prueba del parche consiste en aplicar una pequeña cantidad del producto en áreas específicas de la piel donde esta es fina y sensible, tales como el cuello o detrás de la oreja.
Raquel González, cosmetóloga y directora técnica de Perricone MD, ha explicado en este sentido que "siempre que he utilizado esta técnica y me ha salido una mínima rojez, he dejado apartado el producto". La razón es que si un producto va a dar una reacción, en estas zonas lo hace de forma rápida; y además, si reacciona allí, también lo hará en el resto del rostro.
Para llevar a cabo la prueba del parche hay que llevar a cabo un procedimiento es sencillo: se aplica un centímetro de producto en la zona elegida y se deja actuar durante 24 horas. Si no aparecen molestias ni signos visibles como picor, enrojecimiento o inflamación, el producto se podría utilizar con confianza.
Este sencillo truco puede llegar a cambiar la piel por completo, teniendo en cuenta que muchos prodos cosméticos necesitan un periodo de adaptación progresiva.
En cualquier caso, según explican los expertos, no todas las reacciones son iguales, y «algunas, como el picor leve, pueden ser un signo de que el cosmético es activo y requiere un periodo de adaptación; mientras que otras, como la inflamación, erupciones o enrojecimiento, son indicadores más serios de alergia o hipersensibilidad cutánea», ha explicado Estefanía Nieto, directora dermocosmética de Medik8.
Por su parte, Isabel Reverte, directora técnica de Ambari, profundiza un poco más al advertir de que «si una reacción persiste o empeora, lo más probable es que el cosmético no sea adecuado para tu piel. Una piel irritada o inflamada es una señal clara de alarma», motivo por el que es importante no ignorar estos síntomas, ya que continuar con el uso del producto podría dañar la función barrera.