Las reacciones alérgicas leves o moderadas a los quimioterápicos afectan a entre el 12 y el 15 % de los que reciben este tratamiento, ademas de que un 5 % de ellos padecen una alergia grave en forma de anafilaxia.
La clave para evitar estas situaciones radica en conseguir un diagnóstico preciso lo antes posible, que evite prodecimientos como la realización de pruebas de provocación en el mayor número de pacientes, que es precisamente algo en lo que lleva trabajando desde hace años un equipo multidisciplinar del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga y la Plataforma en Nanomedicina (Ibima Plataforma Bionand).
Ahora, han sido han presentados los resultados de una investigación de este grupo de científicos, que muestra la utilidad del test de activación de basófilo, que se realiza a partir de una muestra de sangre, en el diagnóstico de reacciones de hipersensibilidad a sales de platino y taxanos en una población amplia de pacientes.
Se trasta de un gran descubrimiento, ya que cuando se produce, la situación es extremadamemte complicada, dado que estos pacientes necesitan el mejor tratamiento para combatir el cáncer que padecen. Por ese motivo es esencial un diagnóstico preciso, ya que si se confirma la alergia, el protocolo pasa siempre por evitar el fármaco sospechoso y pasar a un tratamiento de segunda línea, menos eficaz y más tóxico, con el consiguiente impacto en la calidad y esperanza de vida de los pacientes.
Otro camino es el de la desensibilización, un procedimiento que se sigue en unidades especializas de algunos hospitales y clínicas y que consiste en originar una tolerancia temporal al fármaco gracias a su administración progresiva hasta alcanzar la dosis terapéutica. Esta opción es de gran interés en oncología, ya que permite mantener los tratamientos oncológicos de primera elección. Sin embargo, no está exenta de riesgos.