El tomate, un alimento básico en muchas dietas y perteneciente a la familia de las solanáceas, es conocido por ser uno de los alimentos que más comúnmente causa reacciones alérgicas, y más en concreto con una frecuencia que oscila entre el 1,7 % y el 9,3 % de la población a nivel mundial, con una media del 4,9 %.
En España, la incidencia de la alergia al tomate, que puede manifestarse hacia distintas partes de la fruta, como las semillas, la piel o la pulpa, debido a la presencia de diferentes alérgenos en cada una de estas áreas, asciende al 6,5 %, lo que indica una prevalencia notablemente más alta que la media.
Las personas alérgicas al tomate suelen ser polisensibilizadas, es decir, que responden a varios alérgenos presentes en diferentes partes del tomate, lo que significa que pueden experimentar una reacción alérgica al contacto, ingestión o incluso inhalación del tomate en sus distintas formas.
Los síntomas de este tipo de alergia pueden variar desde leves a graves, incluyendo los leves prurito oral (picazón en la boca), picazón en la garganta y picazón en los oídos; mientras que en los casos más graves, esta alergia puede provocar urticaria (ronchas en la piel), angioedema (hinchazón bajo la piel) y, en los casos más extremos, anafilaxia, una reacción alérgica potencialmente mortal que requiere atención médica inmediata.
Para diagnosticar una alergia al tomate, es fundamental consultar a un especialista en alergología, que puede realizar pruebas de alergia, como pruebas cutáneas o análisis de sangre, para confirmar la presencia de una reacción alérgica al tomate y determinar la severidad de la misma.
Una vez confirmado el diagnóstico, el especialista podrá recomendar un tratamiento personalizado y, en algunos casos, recetar medicamentos para manejar los síntomas en caso de exposición accidental.
La alergia a este alimento puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas, ya que se trata de un ingrediente común en una amplia variedad de platos y productos alimenticios, por lo que evitarlo puede convertirse en un desafío, teniendo en cuenta que suele encontrarse se encuentra en salsas, sopas, ensaladas y numerosos alimentos procesados.
En este sentido, la doctora Somoza Álvarez ha destacado la importancia de seguir las recomendaciones de los especialistas para manejar esta alergia de manera efectiva y evitar complicaciones, siendo crucial distinguir entre alergia e intolerancia, ya que ambos términos se refieren a reacciones diferentes del cuerpo ante los alimentos.
Las reacciones alérgicas son respuestas inmunológicas, generalmente mediadas por la inmunoglobulina E (IgE), que provoca una reacción exagerada a un alimento que debería ser tolerado; y pueden ocurrir por contacto, ingestión o inhalación del alérgeno. Por otro lado, las intolerancias alimentarias no involucran al sistema inmunológico, sino a la incapacidad del cuerpo para procesar o digerir correctamente ciertos alimentos, lo que puede causar síntomas como malestar digestivo, hinchazón y diarrea.
