La cadena británica de comida rápida Pret a Manger ha revelado que otro cliente falleció en diciembre de 2017 por choque anafiláctico tras comer uno de sus sandwiches, después de que le ocurriera lo mismo a una joven de 15 años en 2016.
La empresa, que acaba de anuncira cambios en su etiquetado para detallar los ingredientes y alérgenos, ha explicado que el año pasado un consumidor murió después de comer un producto que contenía trazos lácteos sin que la marca lo supiera, en un establecimiento de la ciudad inglesa de Bath.
Pret señaló que esto se debió a que uno de sus proveedores, CoYo, una compañía de productos veganos a base de coco, les "malvendió un yogur que contenía proteína láctea", un producto que posteriormente fue retirado del mercado. "Se cree que esto motivó la trágica muerte de un cliente por una reacción alérgica en diciembre de 2017", dijo el portavoz, que indicó que Pret demandará a CoYo.
Este es el segundo caso de muerte por anafilaxia admitido por la multinacional, que está en el punto de mira después de que hace unos días acabara en el Reino Unido la investigación por el fallecimiento en 2016 de la joven de 15 años Natasha Ednan-Laperouse. Esta chica murió a bordo de un avión de British Airways (BA) tras comerse un bocadillo de Pret a Manger que contenía semillas de sésamo, a las que era alérgica, sin que ella lo supiera.
El padre de la víctima dijo que su hija había muerto por "una legislación inadecuada sobre el etiquetado de alimentos", pues las normas actuales eximen de detallar los ingredientes a ciertos establecimientos que elaboran sus comidas en el mismo local.
Hace unos días Pret anunció que precisará en etiquetas los ingredientes de sus sandwiches, mientras que el Gobierno dijo que estudia cambios en la normativa actual.
Fundada en 1983, Pret a Manger, que elabora comida rápida con ingredientes frescos, tiene unos 500 establecimientos en nueve países, entre ellos China y Estados Unidos.