Desde hace años, el debate sobre si hacer la cama nada más levantarse es bueno o no para la salud ha ido ganando terreno, especialmente entre quienes sufren alergias respiratorias... y es que los ácaros del polvo, esos diminutos arácnidos casi invisibles, son una de las causas más comunes de alergias en el hogar, y se esconden precisamente en colchones, almohadas, y ropa de cama.
Pero, ¿qué relación tienen con el hábito de hacer o no hacer la cama? ¿Por qué los ácaros del polvo eligen nuestra cama? Los ácaros del polvo necesitan dos cosas para vivir y proliferar: humedad y alimento; y además, su fuente de comida principal es la piel muerta que todos desprendemos de forma natural, y la cama es un lugar ideal porque las sábanas retienen la humedad generada por el sudor durante la noche. Al hacer la cama, se preserva parte de ese calor y humedad, creando un entorno ideal para estos ácaros.
La humedad, además, favorece que los ácaros liberen partículas alergénicas que, al ser inhaladas, pueden desencadenar síntomas en personas con alergias, y que van desde estornudos hasta problemas respiratorios, picor de ojos y congestión nasal, algo que es especialmente relevante en los casos de alergia crónica o asma.
Algunos estudios sugieren que dejar la cama sin hacer durante unas horas puede ayudar a reducir la cantidad de ácaros del polvo, ya que al airearse y ventilarse las sábanas, el ambiente húmedo y cálido desaparece, dificultando la supervivencia de estos ácaros.
En este sentido, un estudio realizado en el Reino Unido indica que dejar la cama sin hacer permite que la humedad se evapore, reduciendo la supervivencia de los ácaros. Por supuesto, esto no implica que hacer la cama sea perjudicial, sino que podría ser más beneficioso hacerlo después de ventilarla y exponerla al aire.
De esta manera, unos 20 minutos bastarían para que la cama se ventile, y esto podría reducir significativamente la proliferación de ácaros.
Además de ajustar el momento de hacer la cama, hay otros consejos útiles para mantener a raya los ácaros de nuestro lecho. Estos son:
- Lavar la ropa de cama semanalmente en agua caliente, idealmente a más de 60 grados, para eliminar los ácaros.
- Utilizar fundas antiácaros en colchones y almohadas, lo cual crea una barrera efectiva.
- Aspirar el colchón y ventilarlo regularmente, sobre todo si se vive en ambientes húmedos.
- Mantener la humedad del dormitorio baja, idealmente por debajo del 50 %, ya que los ácaros proliferan en ambientes húmedos.
¿Entonces, hacer o no hacer la cama? Si bien hacer la cama aporta orden y bienestar, ventilarla antes puede ser una estrategia efectiva para quienes buscan minimizar su exposición a los ácaros del polvo. En resumen, para aquellos que sufren de alergia a estos arácnidos, la recomendación ideal es dejar que la cama respire unos minutos antes de hacerla, reduciendo así el ambiente propicio para los ácaros.