El 71 % de la carne de pollo de Lidl está contaminada con patógenos resistentes a los antibióticos, según un análisis microbiológico encargado por el Observatorio de Bienestar Animal (OBA) a un laboratorio alemán, un estudio que ha sido realizado en 142 bandejas provenientes de Alemania, España, Italia, Polonia y Reino Unido y que ha dado como resultado que el 38 % de las muestras contienen listeria y el 83 % patógenos diarreicos como E.coli y Campylobacter.
El Observatorio de Bienestar Animal (OBA), que ha puesto esta información en conocimiento del Ministerios de Consumo y Agricultura, ha explicado que el estudio ha sido elaborado por un laboratorio alemán independiente, avalado por el organismo germano de acreditación DAkkS ubicado en Colonia, que analizó las bacterias más importantes asociadas con las infecciones transmitidas por los alimentos en en 22 tiendas Lidl en Alemania, España, Italia, Polonia y Reino Unido.
Las referencias españolas fueron 'alitas de pollo partidas sin punta', 'jamoncitos de pollo', 'cuarto trasero de pollo', 'canal de pollo' y 'pechuga de pollo'; y se adquirieron en Madrid, Valencia y Barcelona.
Pues bien, diecisiete de las 24 muestras españolas estaban contaminadas, frente a un tercio de los productos en Alemania o un 58 % en Reino Unido. Estos gérmenes resistentes pueden causar infecciones del tracto urinario, neumonía o septicemia.
Por otro lado, el análisis también revela la presencia de patógenos diarreicos, de manera que un 83 % de la carne de pollo en España presenta Campylobacter, cuyo contagio puede causar desde una infección asintomática, pasando por una diarrea grave con fiebre. Además, también puede producir enfermedades secundarias como la inflamación de las articulaciones y signos generalizados de parálisis o síndrome de Guillain-Barrée.
Por otra parte, un 83 % de las muestras españolas de carne de pollo analizada presentan Escherichia coli y un 38 %, Enterococci. La primera puede provocar diarrea o infecciones urinarias, pero con la posibilidad de intoxicación sanguínea u otras enfermedades orgánicas; mientras que la segunda puede causar infecciones crónicas de las vías urinarias.
El laboratorio también detectó Listeria monocytogenes en un 38 % de los productos en España, una infección que puede causar daños graves en bebés no nacidos, incluyendo abortos espontáneos; mientras que en personas con defensas inmunológicas debilitadas, puede llevar a enfermedades graves, muchas de las cuales son fatales.
Según Julia Elizalde, mánager de campañas del Observatorio de Bienestar Animal, «garantizar la seguridad alimentaria de la carne que vende es responsabilidad de Lidl», y ha subrayado que «criar pollos hacinados entre excrementos es un paraíso para la propagación de patógenos. Atiborrar a los animales con antibióticos es un problema de primer nivel para la salud pública. Hacemos un llamamiento urgente a que reduzcan la densidad de aves».
Ante esta publicación, Lidl ha anunciado que se reserva «el derecho de emprender acciones legales» contra los autores del informe, a los que acusa de vender carne de pollo contaminada con el objetivo de defender su honor y su reputación. La cadena de distribución alimentaria alemana ha ratificado de esta manera que «garantiza la calidad de nuestros productos es una prioridad» que extiende «a los propios procesos para garantizar que los productos conservan las mejores condiciones desde el proveedor hasta el cliente final».
Para este fin, Lidl ha constatado que lleva a cabo «exhaustivos controles de calidad a lo largo de toda la cadena de suministro a través de organismos independientes y acreditados», y ha asegurado que «tal es nuestra prioridad, que nuestra política de compras (incluida la de productos cárnicos) establece límites más estrictos que los propios requisitos legales».
Lidl ha explicado que sus proveedores disponen de «avales de certificación internacionalmente reconocidos como 'International Food Standard' (IFS) o el 'British Retail Consortium' (BRC) que certifican los más altos estándares de calidad y, en especial, la seguridad alimentaria», al tiempo que reseñaba que las autoridades y los servicios sanitarios «realizan controles de todos nuestros proveedores y de la carne de ave que comercializamos en nuestras tiendas, asegurando así que cumplen con todos los requisitos de la legislación vigente».
En este sentido, Lidl ha afirmado que esta campaña no es más que «una nueva acción que pretende desprestigiar la imagen de nuestra compañía con información falsa y/o no contrastada», al tiempo que ha considerado que la publicación de este estudio tiene como «único objetivo presionarnos para formar parte del Compromiso Europeo del Pollo», precisando que «sólo nos podemos comprometer con aquellas medidas que tengamos la seguridad de poder cumplir de manera realista tanto en la forma como en los plazos en cada uno de los mercados».