Hannah Glass, una estudiante de 19 años, falleció en Wisconsin (EEUU), tras sufrir un shock anafiláctico provocado por la ingesta de un brownie sin gluten que contenía harina de cacahuete tostado. Hannah, que tenía antecedentes de alergias severas, consumió dos bocados de la golosina antes de experimentar urticaria y vómitos, y minutos después, su cuerpo comenzó a reaccionar de forma severa.
Según han confirmado sus padres, la joven desconocía que el brownie contenía ingredientes peligrosos para su salud. Tras consumir el fatídico brownie, que fue preparado por un grupo de mujeres en el campus utilizando harina sustitutiva diseñada para repostería sin gluten, Hannah llamó a sus padres en busca de orientación, recordando episodios previos de reacciones alérgicas.
David, el padre de la joven, ha declarado que le recomendaron tomar Benadryl, un antihistamínico que inicialmente pareció estabilizar su condición. Sin embargo, poco después, al recostarse para descansar, su situación empeoró drásticamente, y la estudiante comenzó a experimentar dificultades respiratorias, hasta que su pulmón colapsó.
Aunque su abuela llegó al lugar y le administró una EpiPen mientras se llamaba a los servicios de emergencia, Hannah sufrió convulsiones múltiples, y ya en la ambulancia, su corazón dejó de latir por cuatro minutos. Aunque los médicos lograron reanimarla y conectarla a un respirador, las pruebas revelaron daños severos en su cerebro debido a la inflamación provocada por la reacción alérgica.
Tras cinco días en soporte vital, los padres de Hannah enfrentaron la decisión más difícil de sus vidas: desconectarla del respirador. En una emotiva publicación en redes sociales, los padres describieron cómo el shock anafiláctico afectó rápidamente su capacidad respiratoria, lo que complicó cualquier intento de los médicos para revertir la situación. “La mayor parte de su cerebro estaba, de manera inequívoca, grave y críticamente dañada”, han compartido.
A pesar de la tragedia, la familia de Hannah encontró consuelo en su decisión de donar los órganos de la joven, que ya han salvado a cuatro personas.
El caso de Hannah es un recordatorio doloroso de los peligros de las alergias alimentarias severas y la importancia de la conciencia sobre ingredientes en alimentos preparados.