La ropa forma parte de nuestra vida desde el inicio de la humanidad, aunque como parece lógico ha ido evolucionando a lo largo de los años. Con todo, lo que muchos no alcanzan ni siquiera a imaginar es que estas prendas podrían llegar a representar un serio peligro para nuestra salud.
Así las cosas, los expertos recuerdan los numerosos peligros para el organismo de no lavar la ropa antes de estrenarla, y todo en un contexto en el que contrastan los partidarios de lavar la ropa nueva antes del primer uso, con aquellos que están totalmente en contra.
Lo novedoso es quemientras hay quienes piensan que simplemente se trata de una cuestión de higiene, otros prefieren optar por cuidar al máximo los tejidos y retrasar lo más posible su lavado.
En este contexto, la dermatóloga Susan Nedorost, profesora en la Case Western Reserve University, ha detallado en una entrevista publicada en The Times, que la dermatitis alérgica es el “alto precio” que pagan algunas personas por ponerse ropa nueva sin lavarla primero.
Se trata de una reacción ante un alérgeno, por lo que está relacionada con el sistema inmunitario, justo en el momento de entrar en contacto con la piel. La reacción suele aparecer unos días después de usar una prenda nueva, con un síntoma muy molesto y que se puede prolongar durante semanas, y que no es otro que la erupción.
Esto se debe, según la especialista, a “colorantes dispersos”, es decir, los tintes que se utilizan para teñir fibras sintéticas como el poliéster, el nailon o el acrílico con el objetivo de conseguir los variados colores que encontramos en los grandes almacenes.
Estos colorantes se encuentran en “niveles muy altos” en la ropa nueva, y aunque no hay datos exactos sobre el número de personas afectadas por alergia a este tipo de tintes, que son muy comunes en la fabricación de prensas, sí hay una manera de limitar al máximo el riesgo de reacciones adversas.
En este sentido, según detalla la doctora Neodorost, "más allá de la dermatitis alérgica, el uso de este tipo de productos químicos para la ropa también puede provocar otros problemas de salud". Al menos eso es lo que se desprende de un estudio de la Universidad de Estocolmo, en el que los investigadores analizaron 31 muestras de ropa, compradas en tiendas minoristas de “diverso color, material, marca, país de fabricación y precio”.
El resultado fue que encontraron un compuesto químico llamado quinolina, o alguno de sus derivados, nada menos que en 29 de las 31 muestras.
Fue entonces cuando la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos calificó a este compuesto químico como “posible carcinógeno humano” al vincularlo con la “actividad iniciadora de tumores”, aunque desde este organismo han aclarado que no se han realizado estudios en humanos, sino solo en ratones, por lo que no se puede afirmar rotundamente el impacto en nuestra salud.
Por otra parte, un estudio realizado en la Universidad de Nueva York demostró que la ropa nueva no está tan limpia como pensamos; motivo por el que lavar las prendas antes de usarlas no solo ayudará a reducir la posibilidad de sufrir una reacción alérgica, sino que además hará que evitemos estar en contacto con gérmenes fecales, esas antipáticas bacterias, que pueden permanecer en las fibras de la ropa durante meses, y que “proceden de la boca, la piel o incluso el ano”.