Los alérgicos al polen no tienen que esperar a la primavera para empezar a notar síntomas, ya que el ciprés se ha convertido en pleno mes de Febrero en el gran responsable de los estornudos, la congestión y la irritación ocular, y todo con el invierno aún vigente.
Según la Red Española de Aerobiología (REA), este tipo de polen ha alcanzado niveles moderados en gran parte de la península, pero se espera que su concentración aumente en las próximas semanas en zonas como el sureste, centro este y noreste.
La polinización del ciprés ha crecido en los últimos años debido a su uso ornamental en jardines y cementerios, una tendencia que ha incrementado los casos de alergia, especialmente en invierno, cuando muchos confunden los síntomas con resfriados.
La arizónica, otra especie de la familia de las cupresáceas, es una de las principales responsables de la alergia invernal en el centro de España, ya que su floración se extiende de noviembre a marzo.
El polen del ciprés es especialmente problemático en febrero, ya que su dispersión alcanza niveles más altos; aunque en el sur peninsular, la ortiga también está presente en invierno en concentraciones moderadas, afectando a quienes son sensibles a este tipo de polen.
Según la REA, en algunas regiones del sur de Andalucía oriental la concentración de este polen será elevada en los próximos días.
Los síntomas de esta alergia incluyen rinitis, conjuntivitis y, en algunos casos, asma, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de quienes la padecen.
La alergia a las cupresáceas es muy común en España, y su diagnóstico es clave para evitar complicaciones, y para los afectados, las medidas preventivas son fundamentales. Entre ellas destacan evitar salir en días de alta concentración de polen, usar gafas de sol y mantener cerradas las ventanas, acciones que pueden ayudar a reducir la exposición.
