Cuando se padece asma de esfuerzo

Cuando se padece asma de esfuerzo

Miguel Indurain, ganador de cinco Tour de Francia consecutivos o Gemma Mengual, nadadora con cuatro medallas de oro en unos campeonatos europeos, son solo algunos de los deportistas que son asmáticos, lo que demuestra que la práctica deportiva no es incompatible con tener asma, algo que también sucede en los niños, para los que realizar ejercicio mejora su capacidad respiratoria y cardiocirculatoria.

 

En algunos casos, los más pequeños pueden presentar lo que la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) denomina asma inducida por esfuerzo, lo que viene a ser una obstrucción reversible de las vías aéreas que ocurre tras la realización de un esfuerzo físico.

Los síntomas más habituales de estas crisis aparecen entre 15 y 20 minutos después de finalizar la actividad física y se presentan en forma de tos, pitos, presión en el pecho o dificultad para respirar.

Según explican desde la SEICAP, "puede aparecer si padeces asma por otras causas, y también ocurre en algunas personas que solo tienen síntomas de asma al hacer ejercicio, pero no en otras circunstancias", y en el caso de los niños asmáticos, hasta el 80 % pueden presentar estos síntomas después de realizar deporte.

Padecer esta patología no debe limitar la actividad deportiva de los niños, insisten los especialistas; aunque es cierto que hay deportes que los niños con asma de esfuerzo toleran mejor que otros; de manera que los que requieren que el esfuerzo al realizarlos sea más mantenido en el tiempo o los que se practican entornos más fríos y secos, son peor tolerados y producen más síntomas.

Frente a estos tenemos aquellas prácticas deportivas que permiten pequeños momentos de descanso. Desde la SEICAP como ejemplos de deportes que producen más síntomas, la carrera de resistencia, el fútbol, el hockey sobre hielo o el esquí; mientras que los deportes que producen menos síntomas son carreras cortas, juegos de raqueta, kárate, béisbol, ejercicios isométricos o natación.

Sólo hay un deporte que no deberían practicar los asmáticos, y éste es el buceo con botellas de aire comprimido, ya que este tipo de práctica conlleva el riesgo de sufrir un barotrauma, una lesión producida por el cambio de presión entre el agua y el aire.

A pesar de estas distinciones, los especialistas en asma pediátrica son partidarios de que el deporte elegido sea aquel que más le guste al niño, con independencia de si lo toleran mejor o peor. De esta manera, no lo abandonarán y se beneficiaran de las ventajas que para su sistema respiratorio y cardiovascular tiene el ejercicio, y eso por no hablar de la autoestima que genera la práctica deportiva en estos niños.

Una vez elegida la actividad que más va a favorecer al niño asmático, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones que facilita la SEICAP para intentar prevenir los síntomas del asma inducida por esfuerzo. De esta forma, será necesario seguir el tratamiento preventivo, y llevar encima medicación de rescate, como los inhaladores.

En el caso de que el menor sufra una crisis asmática, lo mejor es dejar el deporte para cuando esta remita. Además, el entrenamiento debe ser siempre progresivo, y hay que enseñar al niño a respirar utilizando correctamente la nariz y la boca.

Por otra parte, si sabemos que el niño padece alguna alergia que le provoque crisis, hay que evitar los lugares donde el alérgeno esté presente (gramíneas por ejemplo); y si el deporte elegido provoca muchos síntomas, será necesario utilizar medicación antes de realizarlo.

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