La investigadora de la María Dolores Galera ha obtenido el premio a la mejor tesis defendida el pasado curso durante la vigésima reunión de la Asociación Española de Aerobiología, celebrada en la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, por un trabajo que estudió datos aerobiológicos de concentraciones polínicas en la atmósfera de la Región de Murcia.
En esta tesis doctoral, dirigida por José María Moreno y Luis Negral, la profesora de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) analizó datos aerobiológicos de concentraciones polínicas en la atmósfera de la Región de Murcia registrados desde hace 30 años por el grupo de Aerobiología y Toxicología Ambiental, centrándose en el análisis de la floración del olivo, que afecta al 74 % de los pacientes alérgicos de la región de.
La investigadora desarrolló un modelo predictivo para evaluar por adelantado, con al menos un mes de anticipación, el inicio y la máxima intensidad de la floración del olivo, algo muy importante para que los pacientes puedan tomar medidas de prevención.
Además, ha estudiado la influencia del transporte de larga distancia de pólenes de olivo a través de las masas de aire, confirmando la presencia en la atmósfera de Cartagena de pólenes procedentes de regiones como Andalucía con intensa presencia del olivar.
La investigación también recoge análisis estadísticos que revelan la influencia de los movimientos sísmicos en la liberación de los pólenes. De esta manera, en Lorca se observó que las concentraciones de Olea fueron estadísticamente más altas en los días en que tuvo lugar un terremoto que en los días en que no se sintió ningún sismo.
La tesis concluye que la presencia de intrusiones de polvo africano se asocia claramente con concentraciones de polen más bajas, tanto para olivo como para todos los tipos de polen.
Los datos analizados proceden de los captadores aerobiológicos que la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) tiene instalados en la estación de tren de Cartagena, en la Escuela de Industriales, en el Reina Sofía de Murcia y en el Rafael Méndez de Lorca.
Los equipos reproducen la respiración humana y dejan pasar diez litros de aire por minuto, de manera que las partículas se quedan adheridas a la cinta de un cabezal giratorio que se cambia cada semana y que registra los datos por días, pudiendo observarse a simple vista la huella que dejan episodios como la intrusión de polvo sahariano o picos de contaminación por combustión.