El Retinol es el activo más potente con evidencia demostrada para tratar las arrugas, lo que le ha convertido en el ingrediente estrella de muchas fórmulas cosméticas antiedad. Sin embargo, a grandes concentraciones, mal utilizado y no pautado por un especialista, puede irritar la piel, y para evitar estos efectos no deseados, la Unión Europea pretende limitar las concentraciones de esta molécula en productos de venta libre.
En concreto, parece que previsiblemente la UE pretende reducirlo hasta el 0,3 % para los productos faciales y hasta el 0,05 % para los corporales, y dejar las concentraciones más elevadas para su venta con receta médica.
El Retinol es un derivado de la vitamina A que se utiliza en dermatología desde hace más de 40 años. Por vía oral, el principio activo es la isotroteína, utilizado para tratar el acné y la rosácea, y para aplicarlo sobre la piel, se utilizan los retinoides, entre los que se encuentran el ácido retinoico, que está clasificado como medicamento; y un derivado de éste: el retinol, más suave y con mejor tolerancia, que se utiliza en la formulación de cosméticos.
De esta manera, el retinol está indicado como tratamiento de fotorejuvenecimiento para mejorar pequeñas arrugas, textura de la piel, pequeñas lesiones de acné, es coadyuvante en el tratamiento de las manchas, previene el envejecimiento de la piel.
Según ha esplicado la doctora Sara Gómez Armayones, dermatóloga y miembro del Grupo Español de Dermatología Estética y Terapéutica de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV), «el retinol tiene efecto reales a largo plazo. No es una hidratante que solo mejora el aspecto en el momento. El efecto lo hace al cabo de días», asegura la especialista. «Nosotros lo prescribimos desde hace tiempo. Necesitan control dermatológico, pero se están utilizando tanto y sin control que la UE ha decidido regularlo».
Después de la pandemia hubo un boom del cuidado de la piel, alimentado por las redes sociales, de manera que en el mercado pueden encontrarse a día de hoy distintas concentraciones de retinol en productos de venta libre, incluso de hasta el 1 %. En este sentido, la dermatóloga ha adevertido que «en altas dosis, puede provocar irritación, enrojecimiento, picor y descamación, que puede llegar a ser bastante desagradable y que se confunde con alergia a un cosmético».
Existe la creencia popular de que sufrir este tipo de síntomas tras la aplicación del retinol es parte del proceso para conseguir una mejoría de la piel, pero no es así, ya que cuando el retinol nos provoca incomodidad, advierte la experta, «es señal de que la dosis no es adecuada para la piel. O no se ha hecho la progresión y el control estricto del paciente. A veces no hace falta subir la concentración pero sí la cantidad, y combinarlo con cremas hidratantes y reparadoras».
Así las cosas, para evitar efectos indeseados con los cosméticos que cuentan con este principio activo, la Unión Europea pretende limitar las concentraciones al 0,3 % en productos faciales y al 0,05 % en corporales, una diferencia que radica en que la piel del cuerpo es más fina que la de la cara y la tolerancia es más baja
Para evitar efectos indeseados, hay que empezar poco a poco. En este sentido, la doctora ha explicado que «se empieza aplicándolo dos veces a la semana en días separados. Y en función de la tolerancia, si el consumidor no nota que le escuece, se va subiendo la frecuencia hasta tolerarlo cada noche».
Se aplica por la noche con la piel limpia y, en función de las necesidades, se combina con cremas barrera, con ácidos o con alfa hidroxiácidos. Por la mañana, hay que protegerse con crema solar de factor 50.