España es el único país de la Unión Europea que no cuenta con el dietista-nutricionista en la sanidad pública: atención primaria, hospitalaria o especializada, a pesar de existir un servicio al que llaman "unidad de nutrición" o similar.
Lo cierto es qu no existe esa figura encargada de las responsabilidades que le competen a ese trabajador. Es decir, no hay consulta y, si por situación fisiológica o patológica, se necesitara de sus servicios, la solución es acudir a una consulta privada. Eso sí, como no se realizan inspecciones de sanidad, más le vale al propio paciente encargarse de pedir la titulación porque, si en la propia sanidad pública se está permitiendo el intrusismo, “imagina lo que ocurre de puertas hacia afuera”, revela la vicepresidenta de la Asociación de Dietistas y Nutricionistas de Extremadura (AEXDN), Mónica Pérez.
En los hospitales, “en el mejor de los casos”, suele atender a esas necesidades un médico. Incluso el endocrino, que hasta que se creó la carrera universitaria de nutrición, era el que asumía ese papel, pero no está lo suficientemente preparado, puesto que una asignatura en la carrera no equivale a tres años en el diplomado o a cuatro en el graduado de estudio de nutrición.
“También en la Edad Media existía el barbero sangrador y, afortunadamente, hemos evolucionado y contamos con enfermeros y cirujanos”, señala Mónica.
El funcionamiento de las cocinas de los centros hospitalarios es común a la mayoría de los que hay en España. Un dietista (normalmente no es un dietista-nutricionista), para todo un hospital, se encarga de adaptar un menú estándar realizado por un endocrino. “Lo mismo ha sido la auxiliar de enfermería, la enfermera o el médico el que pone indicaciones de bajo en grasas o soso”, denuncia tras su experiencia como trabajadora en un hospital.
Cuenta el diario Extremadura en un amplio reportaje sobre el asunto, que en cocina, el dietista solo ve un nombre, un número de habitación y esa indicación, sin conocer las patologías, medicación, ni estado nutricional del paciente. En ese sentido, según los expertos, más de la mitad de los pacientes ingresados en hospitales españoles sufre desnutrición.
El doctor José Ignacio de Ulíbarri, ex-jefe de la Unidad de Nutrición del Hospital Universitario de La Princesa (Madrid) y coordinador de la obra Libro Blanco de la Desnutrición Clínica en España, explica que la desnutrición hospitalaria prolonga la estancia o empeora el pronóstico del enfermo.
El 75% de los pacientes salen desnutridos; mientras que el promedio de enfermos que ingresa desnutrido en el hospital es del 35 %, y el de pacientes que salen desnutridos es del 75 %. “Que los pacientes salgan del hospital con mayor desnutrición de la que entraron o incluso sin haber entrado desnutridos, es una vergüenza”, denuncia la vicepresidenta de AEXDN.