Para poder ayudar a las personas que padecen alergias, el primer paso es determinar de forma científica cuáles son exactamente los alérgenos que provocan esas reacciones. Para ello se utilizan dos pruebas principalmente, la prueba de pinchazo en la piel denominado SPT y la prueba de raspado. Dependiendo de nuestras alergias, existirá, o no, una reacción de nuestra piel, que consistirá en hinchazón, enrojecimiento, picor y, si la reacción es muy grave, anafilaxis.
En la primera prueba se perfora levemente la capa más superficial de la dermis con una aguja que contiene el alérgeno del cual se quiere estudiar la reactividad por parte del sujeto de estudio; mientras que en la segunda, con la ayuda del filo de una lanceta, se rasca la capa más superficial de la piel, y se pone sobre esa superficie limpia una gota del alérgeno.
Estas pruebas siempre son realizadas por médicos, que tienen a su disposición el tratamiento necesario para poner fin inmediato al desarrollo de esa reacción, que normalmente es adrenalina, pues la anafilaxis provoca una caída en picado de la tensión arterial y un bloqueo de la vía aérea.
Sin embargo, un grupo de investigadores de la James Cook University en Australia han dado la voz de alarma, al mostrar en su último estudio publicado, que esas pruebas SPT no tienen ningún tipo de estandarización, lo que quiere decir que, dependiendo de cada fabricante, se evalúa la reacción a diferentes compuestos químicos de los alérgenos, lo que conlleva la posibilidad de falsos negativos en los test de alérgenos.
Para su estudio, los investigadores se han centrado principalmente en una de las alergias alimentarias más peligrosas que existen: la alergia al marisco. Esta enfermedad se caracteriza por una respuesta atípica de nuestro sistema inmunitario a las proteínas presentes en este tipo de animales marinos, unas proteínas que además son compartidas por multitud de especies, por lo que aquellos que padezcan esta alergia no podrán comer ni calamares, ni ostras, ni almejas, ni centollos, ni gambas.
Es más, en aquellos individuos en los que las reacciones al marisco son más severas, hasta se recomienda llevar autoinyectables de adrenalina, para poner freno cuanto antes a los síntomas de una reacción anafiláctica.
El problema es que hay gente que sospechaba que podían ser alérgicos, se han hecho la prueba, esta les ha dicho que no hay el menor problema, y la realidad es muy distinta; un problema que ya viene de largo, según ha señalado el líder de los investigadores, el profesor Andreas Lopata, que ha explicado que "en el año 2019 demostramos una considerable variabilidad en la efectividad de 27 extractos para pruebas SPT para alergias a diferentes peces. En esta ocasión, gracias a la utilización de métodos bioquímicos e inmunológicos, junto a pruebas de espectrometría de masas, analizamos 11 extractos para SPT comerciales dedicados a los crustáceos y 5 especializados en mariscos y descubrimos una variabilidad todavía mayor, crítica de hecho, en su fiabilidad".
La razón de que esto sea así, según argumentan los investigadores, es que algunos de esos extractos para SPT carecen de la suficiente cantidad y diversidad de importantes alérgenos del marisco, lo que significa que esas pruebas médicas podrían dar falsos negativos, lo que, por definición, pone la vida de muchos individuos en peligro.
En este sentido, según apostilla otro de los autores principales del estudio, el doctor Thimo Ruethers, "la estandarización de los extractos de alérgenos es necesaria, de forma urgente, para mejorar la precisión y la fiabilidad de los SPT. Además, las mejoras en los análisis de sangre, así como el desarrollo de extractos basados en localizaciones exactas, no globalizadas (dado que una gamba no es exactamente igual aquí que en Singapur), son medidas esenciales, críticas para conseguir mejoras sustanciales en los test de alérgenos".