Algunos estudios relacionados con las alergias alimentarias detallan que los menores que tienen hermanos con esta enfermedad tienen más riesgo de padecerla, y apuntan una cifra que puede llegar al 60 % en el caso de tener, además, ambos padres con antecedentes en este btipo de alergia.
Los especialistas destacan que los principales alimentos que producen alergia alimentaria durante los dos primeros años de vida son: Proteína de leche de vaca (51%), Huevo (26,8%), Frutas (14,6%) y Pescado (12,2%); mientras que en el caso de niños entre los 6 y 15 años son los Frutos secos (31,4%), Mariscos (17,7%), y Pescados (9,8%)
Según la respuesta inmunológica de cada paciente, los síntomas pueden presentarse en cosa de minutos o días, e incluso ser solo de tipo gastrointestinal. Los más frecuentes son: Vómitos, Dolor abdominal, Distención abdominal, Deposiciones con mucosidad y Estrías de sangre; y en algunos casos más graves, existe afección de diferentes sistemas y órganos, poniendo en riesgo la vida del paciente.
Es el caso de la anafilaxia, que se manifiesta a los pocos minutos de haber estado expuesto al alérgeno, generando picor intenso, enrojecimiento generalizado, palpitaciones intensas (taquicardia), dificultad respiratoria, diarrea, mareo, pérdida del conocimiento.
Esta patología se diagnostica basándose en la sintomatología clínica, en la respuesta a la exclusión del alimento sospechoso y en la prueba de provocación de éste, complementándose con los exámenes como Test de parches que permiten identificar hipersensibilidad a algunos alimentos, fármacos, metales y otras sustancias; o Prick tests, que consisten en la aplicación de una gota de un extracto alergénico en la superficie de la piel efectuando una leve punción sobre la misma, con valoración de su respuesta a los 15 minutos.
Los especialistas señalan que, la acción más importante del tratamiento es eliminar el alimento responsable de la alergia, ya que en ciertos casos, los alérgenos se pueden encontrar ocultos en alimentos no sospechados, por lo que hay que controlar el etiquetado de estos y la contaminación cruzada. El pronóstico de mediano y largo plazo de estos pacientes es bastante favorable, ya que en la mayoría de los casos adquieren tolerancia a los alimentos.
En el caso de los lactantes con alergia alimentaria a la leche de vaca, el problema desaparece generalmente durante los primeros 2 años; y en relación a la lactancia materna, que es el alimento idóneo para un bebé, se recomienda mantener su aporte en niños con alergia alimentaria a la leche de vaca, excluyendo en ese caso el alérgeno específico en la madre.