Los niños alérgicos son más propensos a comportamientos impulsivos, rabietas o dificultad para dormir

Los niños alérgicos son más propensos a comportamientos impulsivos, rabietas o dificultad para dormir

Los niños diagnosticados con enfermedades alérgicas estables ven como se incrementa el riesgo de padecer trastornos conductuales y mayor propensión a manifestar impulsividad, rabietas o pensamientos rumiantes.

 

Se trata de la principal conclusión de un estudio desarrollado por investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en colaboración con el Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, en el que los expertos contaron para la investigación con una muestra total de 366 niños con edades comprendidas entre los 6 y los 11 años, de los que 194, el 53 %, eran pacientes del Hospital Clínico San Carlos diagnosticados de algún tipo de alergia (al polen, ácaros, polvo, alimentarias o a fármacos) acompañado de asma, pero con la sintomatología controlada; y el resto, 172, que formaban la muestra de control, eran alumnos de un centro educativo madrileño con las mismas características en cuanto a edad, sexo, entorno familiar, pero sin alergia ni asma.

Según resume María Pilar Berzosa Grande, psicóloga, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR e investigadora principal del estudio, «la muestra era mucho más grande, pero fuimos descartando los criterios de exclusión a dos niveles: en primer lugar los de la muestra de control no podían tener ninguna manifestación alérgica ni ninguna alergia de base; y, a la vez, en ninguna de los dos grupos podía haber participantes con algún tipo de trastorno emocional ni mental por parte de los niños o sus progenitores. De esta manera eliminamos posibles explicaciones alternativas a las diferencias encontradas a nivel comportamental».

La doctora Berzosa ha afirmado además que «se puede decir que los niños alérgicos tienen unos rasgos de mayor sensibilidad emocional y, por tanto, más vulnerabilidad, lo que puede provocar que tengan menos resistencias a las adversidades psicológicas que se le presenten, a lo que hay que añadir que, por su edad, tienen dificultades para explicar qué les pasa».

El estudio, en el que también han participado Eduardo González Fraile y María Soria Oliver, por parte de UNIR; Santiago Rueda Esteban, neumólogo pediatra del Hospital Clínico San Carlos; y Rocío Sánchez-López, del Centro Psicológico Intelecto de Jerez de la Frontera, ha permitido detectar que los niños con alergias y asma son casi 3 veces más propensos a presentar problemas conductuales.

«Los niños alérgicos mostraron en general mayores alteraciones conductuales, tanto externalizantes. como comportamientos agresivos, falta de control de impulsos, rabietas o hiperactividad; como internalizantes, entre otras ansiedad, depresión, rumiaciones, problemas de sueño, molestias somáticas, sociales, de pensamiento y relacionados con la atención...», ha explicado la investigadora principal, que ha advertido además de que «las variables que más diferencias mostraron entre los dos grupos de niños fueron las molestias somáticas, los problemas referidos al pensamiento y problemas de ansiedad o depresión».

El estudio sirvió, además, para encontrar una relación entre la gravedad del asma y los problemas conductuales, de manera que según aclara la psicóloga, «a mayor severidad del asma, el riesgo de padecer alteraciones conductuales, aumenta», al tiempo que explicaba que «el fin de todo esto es hacer una guía de prevención con recomendaciones para padres, pediatras y médicos de familia y con consejos de actuación para saber cómo reconducir ciertos momentos que pueden ser complicados de afrontar y, a su vez, promocionar acciones que hagan que los niños entiendan lo que les está pasando y aprendan estrategias de control y modulación».