Un desequilibrio en la comunidad de bacterias que viven en nuestro aparato digestivo es la causa común de las cuatro grandes alergias que afectan a uno de cada tres niños en el mundo, según demuestra una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad de la Columbia Británica y su Hospital Infantil, en Canadá, en el que se ha seguido la evolución clínica de 1.100 menores durante 5 años.
El desarrollo de estas cuatro alergias comunes en los niños: el eccema, el asma, la alergia alimentaria y la fiebre del heno, afecta ya a un tercio de la población infantil lo que supone que cientos de millones de niños estén afectados en todo el mundo. La buena noticia es que este grupo de científicos ha descubierto que, a pesar de sus diferentes síntomas, tienen un origen común, un hallazgo que podría tener dos grandes beneficios: por un lado, permitirá diseñar nuevos tratamientos médicos más afectivos; y por otro, se podrán crear métodos más fiables para poder predecir si un niño desarrollará alergias y la formas de evitar que se éstas se desarrollen.
Según ha explicado el doctor Stuart Turvey, pediatra del Hospital Infantil de la Columbia Británica, "estamos viendo que cada vez más niños y familias buscan ayuda en el departamento de emergencias debido a alergias".
Esta investigación es la primera en examinar cuatro alergias pediátricas distintas en edad escolar a la vez; y si bien cada una de estas enfermedades alérgicas tiene síntomas únicos, el laboratorio de Turvey tenía curiosidad por saber si podrían tener un origen común relacionado con la composición de la microbiota intestinal infantil.
Los investigadores examinaron evaluaciones clínicas de 1.115 niños que fueron seguidos desde el nacimiento hasta los cinco años. La mitad de estos niños (523) no tuvieron evidencia de alergias en ningún momento, mientras que más de la mitad (592) fueron diagnosticados con uno o más trastornos alérgicos por un médico experto.
Los investigadores evaluaron los microbiomas de los niños a partir de muestras de heces recolectadas en visitas clínicas a los tres meses y al año de edad. Las muestras de heces revelaron una firma bacteriana que se asoció con que los niños desarrollaran cualquiera de las cuatro alergias a los cinco años de edad.
La firma bacteriana es un sello distintivo de la disbiosis, o una microbiota intestinal desequilibrada, que probablemente resultó en un revestimiento intestinal comprometido y una respuesta inflamatoria elevada dentro del intestino.
Según ha explicado Courtney Hoskinson, primera autora de esta investigación, “por lo general, nuestros cuerpos toleran los millones de bacterias que viven en nuestros intestinos porque hacen muchas cosas buenas para nuestra salud. Algunas de las formas en que los toleramos son manteniendo una fuerte barrera entre ellos y nuestras células inmunes y limitando las señales inflamatorias que harían que esas células inmunes entren en acción”.
El hallazgo es que estos científicos han detectado un “fallo común” en estos mecanismos en los bebés antes del desarrollo de las alergias.
Son muchos los factores que pueden dar forma a la microbiota intestinal infantil, incluida la dieta, cómo nacemos, dónde vivimos y nuestra exposición a los antibióticos. Por ejemplo, los antibióticos pueden eliminar las bacterias sensibles, mientras que la lactancia materna tiende a reponer y proporcionar el alimento necesario para las bacterias en el intestino del bebé.
Estos investigadores examinaron cómo este tipo de influencias afectaban el equilibrio de la microbiota intestinal y el desarrollo de alergias. "Hay muchas ideas potenciales a partir de este sólido análisis", ha asegura el doctor Turvey en este sentido, para añadir que “a partir de estos datos podemos ver qué factores como el uso de antibióticos en el primer año de vida tienen más probabilidades de provocar trastornos alérgicos posteriores, mientras que la lactancia materna durante los primeros seis meses tiene un efecto protector. Esto fue universal para todos los trastornos alérgicos que estudiamos”.