Durante el último año se han descubierto nuevos biomarcadores implicados en el lupus, al tiempo que se están incorporando nuevos medicamentos, cada vez menos tóxicos, y empiezan a vislumbrarse prometedores resultados en ensayos clínicos con la terapia CAR-T.
Nuevos biomarcadores implicados, fármacos que acaban de ser aprobados por las agencias reguladoras e importantes ensayos clínicos en marcha que empiezan a dar resultados... Se trata de un escenario que últimamente está alimentando la esperanza de las personas con lupus, una afección por la que el sistema inmunitario produce anticuerpos que atacan a los tejidos y órganos como la piel, los riñones, el corazón y los pulmones, entre otros, hasta el punto de poder comprometer la vida.
Recientemente se conoció la noticia de una joven afectada a la que le extrajeron células de su propio sistema inmunitario para modificarlas genéticamente y volvérselas a introducir. Tras este tratamiento experimental, aplicado en el Hospital Universitario de Erlangen (Alemania), la paciente comenzó a notar la remisión de los síntomas e incluso desaparecieron los anticuerpos relacionados con la afección.
Repetido el logro en otros cuatro pacientes, se inició un estudio internacional en el que participan dos hospitales españoles: el Vall d'Hebron de Barcelona y el Gregorio Marañón de Madrid. A àrtir de ahí será necesario confirmar resultados en una población más amplia y verificarlos con un seguimiento a largo plazo. Mientras tanto, hay que seguir indagando en el posible origen.
Aunque se sabe que influyen factores genéticos y ambientales, la causa de esta enfermedad autoinmune es aún desconocida y, según afirma Ana Pérez Gómez, responsable de la Sección de Reumatología del Hospital Príncipe de Asturias HUPA-Alcalá de Henares, «conocer el desencadenante ayudará a acabar con la enfermedad». Eso sí, en los últimos años se ha avanzado mucho. Según la especialista, aparte de mejorarse el diagnóstico precoz, se han sumado «nuevos agentes terapéuticos y se ha mejorado el manejo de los más antiguos», lo que deriva en «cambios en el pronóstico y reducción de la letalidad de la enfermedad».
Los expertos apuntan que en un 20 % a un 30 % de los afectados no se consigue controlar la enfermedad y esto tiene implicaciones y daños irreversibles. Según esta reumatóloga, «aumenta el riesgo cardiovascular, puede afectar a la capacidad pulmonar, inflamación de los vasos sanguíneos, accidentes cerebrovasculares, daño renal...».
El lupus afecta a unas 80.000 personas en España, es más frecuente en mujeres, y también en edades de entre 20 y 40 años, y se caracteriza por brotes con sintomatología muy diversa, tales como fatiga, dolor articular, ojo seco, dolor de cabeza, fotosensibilidad, alergia al sol, o lesiones eritematosas.