La mayoría de los niños y niñas que sufren alergias alimentarias acaban sufriendo casos de bullying, y hasta el 90 % de los padres de hijos e hijas que padecen estas alergias, terminan acudiendo a terapias contra el estrés o la ansiedad.
Se trata de unos datos que han sido dados a conocer en Santander por la científica titular de OPIS del Instituto de Investigación en Ciencias de la Alimentación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Elena Molina, en el transcurso de una rueda de prensa que ha ofrecido junto a Daniel Lozano, del Hospital Monte Sinaí (Nueva York), con motivo de su participación en el curso Alergias alimentarias: un nuevo reto para el siglo XXI, que se celebra en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).
Molina ha asegurado que las alergias alimentarias, cuya prevalencia se ha incrementado de manera "exponencial" en los últimos tiempos y que no tienen tratamiento, "afectan mucho más de lo que pensamos". En este sentido, ha afirmado que en los colegios los niños y las niñas con alergias comen juntos, independientemente de su edad, o sufren "bromas de mal gusto" por parte de compañeros, como por ejemplo ponerles queso en la comida cuando son alérgicos a este alimento, o rozarles con huevo para que aparezcan ronchas.
"Sufren acoso de manera muy clara y se sienten estigmatizados", ha asegurado la científica, que también ha dicho que en ocasiones no se les invita a cumpleaños por ser alérgicos, lo que provoca que sufran ansiedad y por ejemplo, no quieran ir a lugares desconocidos, como restaurantes o de vacaciones.
Por su parte, Lozano ha incidido en el incremento del 60 % de las alergias alimentarias desde 2010 sobre todo por la higiene y el uso excesivo de detergentes, y los entornos urbanos, con menos infecciones y parásitos.
De este modo, ha asegurado que afectan al 2 % de los adultos y entre el 5 % y 8 % de los menores de 14 años. Además "se ha pasado de una alimentación tradicional a otra más procesada y hay que tener en cuenta que cualquier alimento es susceptible de provocar alergia y sus modificaciones pueden desembocar en alergias alimentarias", ha advertido Molina.
Lozano ha indicado que las alergias alimentarias no tienen ningún tratamiento más allá del sintomatológico –se está investigando una vacuna para la alergia al huevo– aún cuando supondrían un ahorro en salud pública máxime cuando una persona suele ser alérgica de por vida.
En este sentido también ha apuntado el interés de desarrollar alimentos hipoalergénicos, aunque es difícil en algunos como los frutos secos. De hecho, el único alimento hipoalergénico son las leches infantiles, y se está trabajando en estudios para inducir la tolerancia, que solo se ha conseguido en los cacahuetes, huevos y leche.