Algo que todos los alérgicos se preguntan es si existe una cura definitiva ante la reacción del cuerpo a un alérgeno determinado. Pues bien, según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) asegura que la alergia desaparece por completo en algunos casos; mientras que en otros, puede permanecer, aunque se pueden mejorar muchos los síntomas.
Si hablamos de desaparición, esta se puede dar de manera espontánea o como consecuencia al tratamiento pautado, hasta el punto de que hay gente que, con el tiempo, desarrollan tolerancia a la sustancia a la que tenían alergia, y no necesitan ninguna precaución especial con ella.
De esta manera, si hablamos de un tratamiento, las vacunas son el único capaz de conseguirlo. En este sentido, según la alergóloga Pilar Cots Marfil, “el porcentaje de éxito es alto si se escoge bien el paciente y la vacuna que se va a administrar. Por este motivo es muy importante que sea un médico especialista quien las prescriba”.
El tratamiento, conocido como inmunoterapia, consiste en administrar al paciente cada cierto tiempo cantidades cada vez mayores de aquella sustancia que le producen los síntomas, de la molécula a la que se tiene alergia. De esta forma, lo que se pretende es conseguir “una pérdida gradual de la sensibilización”, según explica María Teresa Villalba Díaz, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Esto supone aumentar el límite y la cantidad de alérgeno ante el que nuestro sistema inmune reacciona, de forma que la vacuna consigue en un alto porcentaje de personas que nuestro organismo deje de reconocer esa sustancia como dañina y, por lo tanto, no se produce la reacción alérgica”.
En cualquier caso, la inmunoterapia no es definitiva y será más o menos eficaz en función del tipo de alergia y alérgeno ante los que nos encontremos. En este sentido, según ha apuntado Villalba, “aunque la cura para alergias como la del polen puede ser definitiva y muy eficaz en otras como a las picaduras de avispa, ácaros y epitelios de animales, el distintivo de atópico (predisposición a desarrollar alergias) no se pierde fácilmente y muchos de estos síntomas pueden reaparecer misteriosamente”.
Así las cosas, una persona sensibilizada a numerosos alérgenos de polen, ácaros, animales, será un paciente con menor probabilidad de éxito tras el tratamiento, y segú esta experta,“uno de los motivos es que presenta anticuerpos contra tantos alérgenos diferentes, que no se puede diseñar una inmunoterapia tan específica para todos ellos, y habría que seleccionar los más relevantes para la aparición de los síntomas”.
Esta selección lo que supone es que, tras finalizar la terapia, el paciente todavía pueda sufrir alergia al exponerse a los alérgenos que no estaban incluidos en las preparaciones.