Hay personas que pueden sufrir una reacción alérgica en presencia de ciertos animales, especialmente los gatos, pero también ante perros o algunas mascotas pequeñas como hámster o conejos. Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), si el gato puede ser el origen de abundantes problemas alérgicos, el perro también puede causar fenómenos alérgicos, aunque comparativamente con gato y caballo no son tan frecuentes, a pesar de ser el animal más común en las casas.
Cualquier otro animal de pelo puede causar alergia: hámster, conejo, hurón, vaca, oveja, cerdo, cabra, chinchilla, ratón, rata, etc.
Las personas que trabajan con animales de laboratorio se pueden hacer alérgicas a esos animales; mientras que las personas que viven en granjas, también pueden desarrollar alergia.
En países que tienen contacto con otros animales, como camellos, búfalos, etc., o algunas personas que trabajan con animales salvajes, como leones, tigres, o elefantes, por ejemplo en circos, ocasionalmente tienen síntomas sospechosos de alergia.
Se han descrito más de 300 especies animales capaces de producir alergias.
Pero... ¿qué es lo que desencadena esta reacción, el animal o una parte de él? Dependiendo del caso, el alérgeno puede ser diferente. Generalmente se desencadena la alergia ante las pequeñas escamas o caspa que se desprenden de la piel y el pelo de los animales. También al exponerse a la saliva de perros o gatos, bien porque el animal lama a la persona alérgica o bien porque ésta toque un objeto que haya sido mordido por el perro o gato.
Por otra parte, las mascotas del tipo conejo, conejillo de indias o hámster suelen producir alergia a través de su orina, que tiene componentes que estimulan la respuesta desmesurada del sistema inmunitario; mientras en zonas urbanas muy densamente pobladas, puede existir alergia a los excrementos de las cucarachas.
Los síntomas son de tipo respiratorio (tos, dificultad para respirar, picor de nariz y garganta, estornudos, secreción nasal), ocular (picor, llanto y enrojecimiento de ojos) y cutáneo (erupciones y manchas en la piel, picor); y normalmente se producen inmediatamente tras el contacto con el alérgeno, aunque puede ocurrir que sea varias horas después de este contacto cuando aparezcan los síntomas más graves.
También puede haber un brote alérgico indirecto, es decir sin la presencia del animal debido a escamas de piel (caspa) que permanecen flotando en el aire, pelos, partículas del animal en cuestión, etc.