El peligro de la complicación de una enfermedad respiratoria se incrementq en época de constantes cambios climáticos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay más de 5 millones de casos graves cada año en todo el planeta afectando zonas del pulmón y vías respiratorias; y una de las causas que pueden agravar cualquier enfermedad respiratoria son las alergias, las mismas que son resultado de un mal funcionamiento del sistema inmunitario que provoca que el organismo reaccione de manera anormal frente al contacto con elementos normales del ambiente, conocidos como alérgenos.
Según el Dr. Gerardo López alergólogo e infectólogo pediatra, miembro de la Academia Mexicana de Pediatría, los principales alérgenos respiratorios son los ácaros del polvo doméstico, el polen de pastos y árboles, el pelo de animales y el moho, que al ser inhalados pueden inducir reacciones inflamatorias en la nariz, los ojos, la garganta y los bronquios, lo que se conoce como rinitis alérgica.
Esta se clasifica de acuerdo con la frecuencia en la que se presenta, ya sea estacional, que se da únicamente en ciertos periodos de tiempo, mientras que la crónica se manifiesta todo el año. Los antecedentes familiares de alergias son un factor importante en el desarrollo de la rinitis alérgica, especialmente cuando los síntomas se presentan durante la niñez.
Los factores que se han visto involucrados de manera preponderante son los hábitos alimentarios de las madres en gestación; el tipo de nacimiento, que es mayor cuando es por cesárea; la falta de lactancia completa que debe ser de 6 meses; el uso indiscriminado e innecesario de antibióticos y otros fármacos que se prescriben a los bebés y niños; la aparición de obesidad, ligada a malos hábitos alimentarios de los mismos; y un factor muy importante: la contaminación ambiental.
Los ácaros, son responsables del 50 % de las manifestaciones alérgicas y están presentes en el polvo de casa. Principalmente se encuentran en colchones, almohadas, cortinas, sofás, alfombras y peluches. Un colchón puede contener cerca de 2 millones de ácaros y se pueden encontrar hasta 2.000 ácaros por cada gramo de polvo.
Los síntomas de la alergia a los ácaros aparecen todo el año, pero pueden ser más intensos durante dos períodos clave: primavera y otoño, ya que en esas temporadas el ambiente es más cálido y húmedo.
Para prevenir las manifestaciones alérgicas por ácaros se recomienda mantener las habitaciones ventiladas, lavar regularmente peluches, almohadas y cortinas, quitar el polvo de los muebles regularmente con un trapo húmedo, etc.
El paciente alérgico, después de tener contacto con el alérgeno, puede presentar irritación y obstrucción de la nariz, picores y estornudos, lagrimeo y enrojecimiento de los ojos; así como otros signos como tos, sensación de ahogo o erupciones en la piel.
El doctor López ha hecho hincapié en que “una adecuada prevención para evitar el surgimiento de estas enfermedades es la información a la población, y una propuesta que hacemos es la de incidir sobre todos estos factores desencadenantes de las mismas: alimentación correcta, uso adecuado de fármacos y antibióticos, y desde luego el abatir la contaminación atmosférica”.