Durante Halloween, los disfraces pueden representar un riesgo para los niños y niñas, hasta el punto que diversas entidades anitarias han recomendado prestar especial atención a los materiales y diseños que pueden ser causa de alergias y asfixia.
Los especialistas señalan que existen al menos seis tipos de riesgos amenazan la integridad de niños, niñas y adultos, tales como alergias, asfixia, un exceso de consumo de dulces, accidentes viales y riesgo público.
Uno de los riesgos que más llama la atención es el de asfixia porque en ocasiones se utilizan disfraces con máscaras o caretas sin ventilación que, además, en ocasiones impiden la visibilidad, al igual que aquellos que hacen uso de accesorios como collares, piedras o aretes, porque al introducirlos en la boca puede generarse un atragantamiento.
A la hora de elegir los materiales, el principal factor a tener en cuenta es el clima en el que será usado el disfraz por el niño. Por ejemplo, los animales fabricados con peluche son los menos adecuados para climas cálidos, mientras que resultan ideales para climas fríos o templados.
De la misma manera es necesario que si se alquila un disfraz, se observe que no sea de un material al que sea alérgico. Las alergias pueden presentarse también por el maquillaje, por lo que se debe verificar que no sean alergénicas o tóxicas.
Frente al material de los disfraces, el principal peligro es el alto riesgo de inflamabilidad, y por tanto el riesgo de quemaduras. En este sentido, se recomienda elegir materiales no inflamables, preferentemente algodón, para evitar además reacciones alérgicas, y de igual manera, mantener al niño alejado de cualquier fuente de calor intenso (llamas, estufas, bengalas, cigarrillos, fuegos artificiales, etc.).
Además, se deben evitar telas pesadas y vestidos con largas caídas que puedan producir accidentes, especialmente en las escaleras eléctricas, ascensores o juegos mecánicos, eligiendo previamente la talla adecuada para evitar tropezones y caídas.