El invierno es la época de los resfriados y muchas personas se ven afectadas por el malestar que produce esta situación. Los estornudos son uno de los síntomas habituales de estas afecciones, algo que en muchas ocasiones confunde a los pacientes que padecen alergias.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) hace hincapié en los diferentes síntomas del catarro y de la alergia, ya que en muchos casos se pueden confundir y tratar de forma inadecuada.
“Ambas afecciones son similares en cuanto a sintomatología, y por ello es muy fácil confundir un estornudo de alergia con un resfriado común propio de esta época del año", ha explicado el doctor Francisco Feo, coordinador del Comité de Aerobiología de la SEAIC.
Los catarros tienen una duración de cinco a siete días, se asocian a la congestión nasal, secreción densa y se suele acompañar de fiebre, malestar general o dolor de garganta. En cambio, los síntomas de alergia son picor de ojos y nariz, enrojecimiento ocular, lagrimeo y secreción nasal clara. Además, tienen varias semanas de duración y con variable intensidad de los síntomas, dependiendo de la exposición alergénica.
La diferencia principal entre una patología y otra suele ser la fiebre, que en ningún caso aparece en los pacientes que tienen alergia. Además, los alérgicos no suelen tener siquiera malestar general y dolor de músculos.
Distinguirlos es importante, porque el tratamiento de ambas afecciones es diferente. En el caso del catarro se debe guardar reposo, beber líquidos y aliviar los síntomas con paracetamol. Por el contrario, el tratamiento sintomático de la alergia se basa en antihistamínicos, broncodilatadores y corticoides tópicos o inhalados, y como tratamiento preventivo y curativo, la inmunoterapia. “Muchos son los que se medican para acabar con el resfriado pero realmente lo que tienen es una alergia, pues aunque no lo creamos en invierno también hay muchos tipos de alergias que deben detectarse y tratarse”, asegura Feo.