Un estudio publicado en la revista científica Cancer Cell ha confirmado que el empleo de antihistamínicos de segunda generación de venta libre contra las alergias comunes, podría mejorar los resultados de los pacientes con cáncer tratados con terapias anti-PD-1/PD-L1, denominadas inmunoterapia, para varios tipos de cáncer.
El autor principal de esta investigación, el profesor y presidente del Departamento de Oncología Molecular y Celular del Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, Dihua Yu, ha explicado en relación con este trabajo que «creemos que nuestros hallazgos podrían tener implicaciones para la práctica clínica si se validan en estudios clínicos prospectivos», y ha detallado que «en concreto, nuestro estudio sugiere que antes del tratamiento de inmunoterapia, el análisis del nivel de histamina en plasma de los pacientes podría ayudar a los médicos a decidir si los pacientes pueden beneficiarse del tratamiento con antihistamínicos».
El descubrimiento se produjo después de que los investigadores decidieran analizar la influencia de 40 medicamentos comunes en la eficacia de los inhibidores de puntos de control, entre loa que se encontraban fármacos de venta libre, como antiácidos y antiinflamatorios, así como medicamentos de prescripción, como antibióticos y esteroides.
Cuando los investigadores revisaron las historias clínicas electrónicas de los pacientes, descubrieron que la toma de antihistamínicos H1 por parte de los pacientes que recibían inmunoterapia se asociaba significativamente con una mayor supervivencia global. Tal y como detalla el artículo, los antihistamínicos H1 de segunda generación son la cetirizina (Zyrtec), la loratadina (Clarytine) y, más recientemente, la fexofenadina (Allegra).
Estos fármacos, que bloquean los metabolitos denominados histaminas liberados por las células inmunitarias, se utilizan ampliamente en pacientes con cáncer no sólo para aliviar los síntomas de la alergia, sino para prevenir las náuseas y los vómitos. Sin embargo, el papel de las histaminas no se había relacionado antes directamente con los resultados del cáncer.
Por otra parte, los investigadores observaron que algunos pacientes con «tumores calientes», es decir, aquellos con una alta infiltración de células T citotóxicas, que normalmente se esperaría que respondieran bien a la inmunoterapia seguían teniendo una supervivencia muy pobre.
Para saber qué hacía que estos tumores fueran diferentes, realizaron un análisis global de la expresión génica en las muestras de los pacientes, y «así fue como descubrimos que el receptor de histamina 1 (HRH1) fue identificado como uno de los principales resultados que muestran una fuerte asociación con el mal resultado clínico en los tumores calientes», ha explicado el co-autor del estudio Yi Xiao, instructor del Departamento de Oncología Molecular y Celular y miembro del laboratorio de Yu en el MD Anderson.
Xiao ha explicado que «nos sorprendió descubrir que casi todas las células cancerosas que analizamos tienen una secreción significativamente mayor de histaminas en comparación con las células normales. Sabemos que las respuestas a la alergia liberan muchas histaminas, pero no esperábamos un efecto supresor tan asombroso sobre la inmunidad antitumoral».
Una limitación de la investigación fue que se centró únicamente en la función de la HRH1 expresada por los macrófagos, pero no en la HRH1 de otros tipos de células inmunes y no inmunes, pero los investigadores aseguran que también es posible que las histaminas tengan un impacto más amplio en el fenotipo y la actividad de los macrófagos, por lo que es algo que podrían explorar en el futuro.
Esta investigación apunta a que sólo los antihistamínicos H1 de segunda generación, que se dirigen específicamente a HRH1, pero no los antihistamínicos H1 no selectivos de primera generación, condujeron a mejores resultados.