La vitamina E, tomada en su justa medida, podría hacer que nuestras fases alérgicas fueran bastante más amables, siendo un nutriente bastante presente en nuestra dieta que, además, cuenta con una gran capacidad antioxidante, por lo que se la suele vincular con el estrés oxidativo, que a su vez los expertos relacionan con la inflamación que suponen las alergias.
En este sentido, un estudio coordinado entre diferentes universidades de Irán, ha vinculado los cambios en la dieta y una menor ingesta de antioxidantes con un mayor estrés oxidativo, de manera que al desaparecer estos antioxidantes, entre los que destaca la vitamina E, el desarrollo de enfermedades alérgicas aumenta; y esto sucede porque el estrés oxidativo desemboca la respuesta inmunitaria de nuestro organismo hacia determinadas células que se asocian a la génesis de enfermedades alérgicas.
Aunque se puede tomar fácilmente a través de diferentes suplementos vitamínicos, la vitamina E se obtiene con mucha facilidad a través de la dieta; y de hecho, el estudio apunta a que un mayor consumo de vitamina E podría reducir la inflamación, al tiempo que se relaciona con la inhibición de la producción de citoquinas inflamatorias.
Todo esto tiene que ver con el equilibrio de la oxidación, que pasa fundamentalmente por la dieta, de forma que otro estudio conjunto de varias universidades, esta vez italianas y estadounidenses, también reivindica las virtudes de la vitamina E, debido a una mejora en la respuesta inmunitaria, lo cual reduce numerosos riesgos de enfermedades infecciosas y cardiovasculares, entre las que ahora destacan la alergia y el asma.
Todo esto se prrduce a partir de una vinculación dietaria entre la vitamina E y determinados ácidos grasos como el omega-3 y el omega-6, que consiguen que este efecto disminuya el asma y enfermedades alérgicas.
Los alimentos más ricos en vitamina E son los frutos secos y determinadas semillas; pero también podemos encontrarla en ciertos pescados, carnes y frutas o verduras, aunque su cantidad va a ser sustancialmente menor que la de los frutos secos. En cualquier caso, toda esta ingesta debe ir medida en términos generales, pues el consumo excesivo de frutos secos también podría acarrear algunos problemas.
En términos generales, se estima que solo necesitamos unos 15 miligramos diarios de vitamina E, la cual es muy fácil de asimilar a través de la dieta. Los principales alimentos en los que podemos encontrar esta vitamina son:
- Pipas de girasol
Las pipas de girasol encabezan el ranking de alimentos ricos en vitamina E, ya que apenas 30 gramos de pipas supondrían el 66 % de la dosis diaria recomendada. Además, tienen una cantidad relevante de fibra y una gran cantidad de grasas insaturadas, por lo que es un win-win.
- Almendras
Las almendras, un clásico de la cocina mediterránea, son también una magnífica fuente de vitamina E para combatir los efectos de la alergia; y hablamos de que unos 30 gramos supondrían el 50 % de los requerimientos diarios normales. Además, esos 30 gramos, apenas un puñado, implican 14 gramos de grasa, unos seis gramos de proteína, otros seis de carbohidratos y tres gramos de fibra.
- Avellanas
En el caso de las avellanas, bajamos algo el escalafón, pero siguen siendo inportantes, ya 30 gramos aportarían un 28-30 % de las necesidades cotidianas de vitamina E. Además, como en el caso de las almendras y de las pipas, también hay cantidades relevantes de fibra y de grasas insaturadas, como corresponde a un fruto seco.
- Abalón
Se trata de una de las formas más desconocidas y además fáciles de consumir vitamina E si no queremos pasar por los frutos secos. Al abalón se le conoce como lapa real y es un molusco gasterópodo similar a la ostra, pero de mayor tamaño, que obedece al nombre científico de Haliotis discus hannai, siendo miembros de una única familia taxonómica como son los Haliotis. Una ración de 90 gramos de abalón supondría el 25 % de la vitamina E necesaria cada día.
- Salmón
Se trata de un alimento recomendado en muchos ámbitos. En este caso hablaríamos de que unos 150 gramos de salmón fresco significarían el 14 % de las necesidades diarias de vitamina E que nos harían falta. A esto habría que sumar que se trata de un pescado rico en proteínas y en grasas insaturadas.
- Aguacate
El aguacate suele integrar tdas las listas de alimentos recomendados. En este caso también tiene una cantidad aprovechable de vitamina E, y más en concreto hablamos de que 100 gramos de aguacate limpio supondrían el 14 % de la ingesta de esta vitamina.