La humedad relativa es la relación que hay entre el vapor de agua de un ambiente, y la máxima humedad que podría tener... y si la humedad relativa es muy baja, o demasiado alta, puede ser perjudicial para la salud.
En un ambiente óptimo, la humedad relativa debe estar entre un 40 y un 60 %, pero eso raras veces ocurre de forma natural, de tal forma que si la humedad relativa está por debajo del 40 % puede provocar piel y ojos secos, ronquidos, dolor de garganta y resfriados; mientras que si la humedad es muy alta favorece la aparición de moho y ácaros, que producen alergias, asma, y otras enfermedades.
Para aumentar la humedad relativa, lo más apropiado es utilizar humidificador, mientras que para reducirla, deberemos utilizar, por el contrario, un deshumidificador.
Segúnl doctor Joseph Mercola, es conveniente mantener la humedad relativa del ambiente, y esta se puede medir con un higrómetro, que apenas cuestan 8 €. Según eeste experto, mientras que un humidificador lo único que hace es lanzar vapor de agua al ambiente, bien calentando el agua, evaporándola, o por medio de ultrasonidos; el deshumidificador reduce la humedad, condensándola para convertirla en agua, que se almacena.
Se trata de aparatos relativamente sencillos que lo único que hacen es añadir o quitar vapor de agua al ambiente, así que son seguros para la salud... siempre que estén limpios. En ese caso los médicos recomiendan su uso para regular la humedad, especialmente si se sufren problemas asociados a ella, como los ojos secos, alergias, resfriados, etc.
El principal problema de estos aparatos son los filtros y los conductos, que siempre están húmedos, lo que unido al calor y el vapor, si no se lavan a menudo pueden generar moho y bacterias capaces de transmitir enfermedades, especialmente porque al usar el humidificador lanzamos esas bacterias al aire. Por este motivo, los humidificadores por ultrasonidos son los más recomendados, ya que su mecanismo de creación de vapor es más sencillo, y se limpian más fácilmente con un poco de vinagre.
