Los monitores de campamentos deben estar formados en alergias infantiles para que sepan aplicar un tratamiento de rescate que puede resultar "vital", según ha subrayado la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap).
Se trata de una de las recomendaciones dirigidas a monitores y profesores que ha preparado esta sociedad ante la temporada de campamentos de verano, siempre con el fin de evitar casos como el de un niño alérgico que murió el pasado mes de mayo en una granja escuela de Madrid tras comer un yogur de soja.
La presidenta de esta organización, Ana María Plaza, ha criticado que no existan protocolos de actuación en España sobre el tratamiento de las reacciones alérgicas graves para profesionales en contacto con los niños, una pauta que considera "indispensable", sobre todo si se tienen en cuenta los datos de alergias infantiles: uno de cada cinco niños tiene alergia, uno de cada diez es asmático y entre el 3 % y el 8 % es alérgico a alimentos.
Los monitores de campamentos deben saber cómo actuar ante una reacción alérgica, así como "administrar un tratamiento de rescate que, en muchos casos, puede resultar vital", ha insistido la doctora Plaza.
También es importante que dispongan de una copia del informe de diagnóstico elaborado por un especialista pediátrico y que adviertan al personal de comedor sobre las alergias alimentarias existentes. Aparte de custodiar la medicación en un lugar "seguro pero accesible en caso de emergencia", los responsables deben aprender a identificar los síntomas para poder administrar el tratamiento correcto.
Los más comunes son picazón o leve sarpullido en la boca, urticaria o picor de extremidades, enrojecimiento o lagrimeo de los ojos y estornudos repetitivos o moqueo abundante, indicadores ante los que Seicap recomienda administrar adrenalina para evitar que deriven en reacción grave.
Hay que prestar especial atención a los más graves como ronquera, garganta cerrada, tos repetitiva o hinchazón en lengua, párpados, orejas o labios, respiración entrecortada, agotamiento, piel o labios azulados y pulso débil, presión arterial baja, desvanecimiento o palidez.
En caso de reacción alérgica, los responsables llamarán a urgencias o llevarán al niño a un centro médico, nunca le dejarán solo, ni tampoco esperarán a contactar con los padres para suministrar los medicamentos.