La primavera supone el inicio de la temporada de alergias al polen y de sus incómodos síntomas, siendo una reacción exagerada de nuestro sistema inmunitario contra las partículas microscópicas de gramíneas, árboles o malezas, cuyo aumento de la incidencia es debido a una combinación de factores como el cambio climático, una mayor contaminación del aire, los cambios en la dieta o la aparición de plantas invasoras en áreas geográficas de las que no son naturales. Sin embargo, parece haber un elemento que ha pasado desapercibido hasta la fecha, y que empieza a considerarse determinante en el desarrollo de las alergias respiratorias: la microbiota intestinal.
Se conoce microbiota intestinal al conjunto de microorganismos que habitan en el intestino humano, especialmente en el colon, y que incluyen una gran variedad de bacterias, hongos, virus y otros microbios, que realizan funciones esenciales para la salud, como la fermentación de los alimentos no digeribles, la síntesis de vitaminas y la regulación del sistema inmunológico.
Así las cosas, se estima que en el intestino humano habitan alrededor de 100 billones de células microbianas, lo que supone diez veces más que el número de células humanas d el cuerpo; al tiempo que la composición de esta microbiota intestinal, que varía entre individuos, puede estar influenciada por factores como la dieta, la edad, el género, el uso de antibióticos y otros medicamentos, o el entorno y el estilo de vida.
La alteración de ésta macrobiota, ya sea debido a un aumento en el número de microorganismos patógenos, como a una disminución en la cantidad de los que son beneficiosos, condiciona cambios en la respuesta inmunológica que propician el desarrollo de enfermedad alérgica.
Según ha explicado José Vigaray, jefe de la Unidad de Alergología del Hospital Beata María Ana de Madrid y director de Inmunomet, «en los últimos años, ha cobrado cada vez más relevancia el papel de las microbiotas y barreras intestinal y respiratoria como elementos imprescindibles en el desarrollo de estas alergias respiratorias. La evidencia apunta a que existe un eje intestino-pulmón en el que se da el fenómeno de que la microbiota intestinal condiciona a la respiratoria. También ocurre a la inversa, pero en menor medida. Existen múltiples estudios a nivel básico que demuestran que las alteraciones tanto de la microbiota intestinal como de la microbiota respiratoria condicionan y favorecen el desarrollo de enfermedad alérgica respiratoria».
En el tratamiento de las alergias respiratorias se incluye la modulación de la microbiota y la permeabilidad intestinales como parte de la terapia más eficaz para estos pacientes. En este sentido, Vigaray ha afirmado que «la terapia que mejor funciona es aquella que combina todas las opciones de tratamiento disponibles: medicinas antiinflamatorias y sintomáticas; inmunoterapia específica con alergenos tras un diagnóstico alergológico de precisión; modulación de la microbiota y permeabilidad intestinales –tanto con la alimentación, teniendo en cuenta posibles intolerancias, como combinando los suplementos disponibles de forma personalizada– y la evitación de los alergenos responsables de la enfermedad con las medidas ambientales preventivas adecuadas».
De esta manera, el especialista segura que la disbiosis intestinal es uno de los factores más importantes en el incremento de la incidencia de las enfermedades alérgicas, motivo por el que contrarrestar su progreso no solo pasa por reducirla, sino también por aumentar la tolerancia del paciente hacia el alérgeno, de manera que al mejorar la permeabilidad intestinal y la microbiota reducimos la respuesta inmunológica anómala que subyace detrás de la enfermedad alérgica ambiental, lo que permite revertir esa incidencia creciente y mejorar la calidad de vida de todos los alérgicos.
Para conseguir este reequilibrio, el experto propone seguir unas pautas que incluyen una alimentación sana y equilibrada y el consumo adecuado de probióticos, prebióticos y, en algún caso, incluso, antibióticos, de forma que, según defiende el experto, «la microbiota intestinal puede ser modulada con la alimentación. También podemos reequilibrarla empleando suplementos probióticos, es decir microorganismos que tienen un efecto beneficioso demostrado, aunque hay que advertir que los probióticos deben ser utilizados con la máxima precisión teniendo en cuenta incluso cepas específicas para cada caso, siempre indicadas por médicos expertos en su prescripción».
Con respecto a los antibióticos químicos o de origen natural, Vigaray ha advertido que «deben ser empleados exclusivamente con prescripción médica; sobre todo, en el caso de sobrecrecimientos microbianos no deseables», siendo así una opción prometedora para modular la microbiota en un futuro muy próximo serán latransferencia de consorcios microbianos o de microbiota purificada completa a partir de donantes de heces sanos, e incluso de las heces del propio paciente, mejorando su microbiota en el laboratorio.
Hasta que esta opción sea una realidad, las recomendaciones de los expertos pasa por controlar del estrés, tener una buena higiene del sueño, hacer ejercicio físico, tener contacto con la naturaleza y realizar un consumo racional de medicamentos, ya que se ha demostrado que el abuso de los antibióticos es una de las principales causas de desequilibrios en la microbiota intestinal.