Alerta sanitaria por la detección de daños intestinales producidos por un detergente común

Alerta sanitaria por la detección de daños intestinales producidos por un detergente común

El lavavajillas es un electrodoméstico común en nuestro país, hasta el punto de que se encuentra en más de cuatro de cada diez hogares, y en la mayoría de establecimientos de hostelería. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores del Instituto de Investigación en Alergia Asma de Suiza, asociado a la Universidad de Zurich, ha señalado que un químico presente en los productos de limpieza usados de lavavajillas industriales podría tener un efecto tóxico en el tracto digestivo.

 

Un ciclo típico de estos aparatos consiste en hacer circular agua caliente, a un mínimo de 65º, junto con detergente a alta presión durante aproximadamente un minuto. Tras él se sucede un ciclo de lavado y aclarado, a una temperatura de aproximadamente 82º. Ambos, dependiendo del tipo de lavavajillas profesional, duran entre 60 y 150 segundos, pero tras el enjuague y abrillantado no suele haber un aclarado adicional que pueda retirar los agentes químicos resultantes.

Cezmi Akdis, profesor de alergología experimental e inmunología en la Universidad de Zurich, ha explicado en relación con este trabajo que "lo que es especialmente alarmante es que, en muchos aparatos, no hay un ciclo adicional que elimine el agente de enjuague que quede restante". "Esto quiere decir", continuó, "que sustancias potencialmente tóxicas permanecen en los platos, donde se secan".

Cuando se utilice por vez siguiente, estos residuos químicos secados pueden acabar fácilmente en el intestino, por lo que el equipo de Akdis investigó los efectos de los detergentes industriales y los abrillantadores en la barrera epitelial del intestino, la capa de células que controla qué pasa del tubo digestivo al resto del cuerpo.

Así las cosas, algunos defectos en esta barrera se han asociado a condiciones como alergias alimentarias, gastritis, diabetes, obesidad, cirrosis en el hígado, artritis reumatoide, esclerosis múltiple, trastornos del espectro autista, depresión crónica e incluso enfermedad de Alzheimer.

En este sentido, recientemente se ha postulado la hipótesis de la barrera epitelial, que relaciona un aumento del número de enfermedades alérgicas, autoinmunes y metabólicas observado en las últimas décadas al incremento del uso de agentes que dañan la barrera del intestino en las sociedades urbanas e industrializadas.

Entre los agentes que pueden dañar esta capa se incluyen algunos productos presentes en detergentes para la ropa y el hogar, así como surfactantes, enzimas y emulsionantes utilizados en alimentos procesados, el humo del tabaco, el ozono, los microplásticos o incluso la pasta de dientes.

Los investigadores utilizaron organoides intestinales humanos y células intestinales sobre microchips, y analizaron el efecto de detergentes comerciales y abrillantadores en las mismas, diluyendo las sustancias –a concentraciones de una parte por 10.000 o una por 40.000 de agua– para reflejar las cantidades que estarían presentes en platos secos.

De esta manera, observaron que altas dosis de abrillantadores eliminaban células epiteliales del intestino y dosis más bajas lo hacían más permeable; al tiempo que comprobaron cómo se activaban varios genes y proteínas de señalización celular que podrían disparar respuestas inflamatorias.

Un análisis más detallado mostró que uno de los componentes de estos abrillantadores, los etoxilatos de alcohol, eran los responsables de esta reacción.

Los resultados del estudio se han publicado en el Journal of Allergy and Clinical Immunology, donde los autores concluyen que "la expresión de genes involucrada en la superficie de la célula, la barrera epitelial, la señalización de citoquinas y el metabolismo fue alterado por los abrillantadores en concentraciones usadas en lavaplatos profesionales".

Según ha detallado Akdis, estos hallazgos tienen implicaciones significativas para la salud pública, por lo que defiende que "el efecto que hemos encontrado marca el comienzo de la destrucción de la capa epitelial del intestino y dispara la aparición de muchas enfermedades crónicas". Por este motivo, pide una respuesta inmediata, afirmando tajantemente que "es importante informar al público sobre este riesgo, teniendo en cuenta que los etoxilatos del alcohol parecen ser utilizados comúnmente en lavavajillas industriales".