El 80 % de los pacientes alérgicos que se administran una vacuna mejoran y curan su enfermedad, evitando tener que tomar medicamento sintomático de forma diaria, y mejorando su calidad de vida sobre manera. Las vacunas contra la alergia son una modalidad de tratamiento denominada inmunoterapia, un tratamiento curativo que consiste en inyecciones regulares que se aplican durante un período, generalmente alrededor de tres a cinco años, con el objetivo de detener o reducir los ataques de alergia.
Según la alergóloga del Hospital de Sant Joan de Alicante, Mónica Antón, "los ácaros del polvo, los hongos o los epitelios de animales presentan una relevancia muy importante en la alergia respiratoria, y de hecho en nuestra zona, sobre todo en la costa, los ácaros del polvo son causantes de muchas reacciones”.
De esta manera, el número de pacientes que acuden a los hospitales por problemas de alergia se incrementa año tras año, por el cambio climático, por la contaminación y por la exposición a alérgenos ambientales, lo que hace que haya más pacientes derivados del médico de Primaria o de otros especialistas. Así, con el cambio climático las primaveras son cada vez más largas y por tanto hay una mayor oferta de polen para el paciente alérgico durante más tiempo.
Así las cosas, los pólenes son la causa de alergia ambiental más importante según la encuesta Alergológica 2015, un documento epidemiológico realizado por alergólogos del ámbito nacional. Para poder determinar la intensidad de la primavera de este año en las diferentes zonas geográficas, el Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica ha utilizado los datos de temperatura, precipitaciones y humedad suministrados por la Agencia Estatal de Meteorología junto con los datos históricos de pólenes de gramíneas de las diferentes estaciones de su red de captadores, asesorados por el Área de Estadística e Investigación Operativa de la Universidad de Castilla La Mancha.
Por otra parte, la contaminación, provoca modificaciones en el polen volviéndolo más agresivo para nuestras vías respiratorias, y hace que se agrave la enfermedad y se generan rinitis en las vías superiores y asma en las inferiores y además, la exposición a la contaminación ambiental favorece la aparición de alergia a más tipos de polen.
Los alergólogos pueden ayudar a los pacientes haciéndo diagnósticos y recomendado el tratamiento más adecuado, de modo que los especialistas tratan de hacer una medicina de precisión y personalizada, con el objetivo de conocer y tratar a cada paciente de forma individual. En este sentido, según Antón, los antihistamínicos que se utilizan para mitigar los síntomas son cada vez son mejores y con menos efectos secundarios, de manera que "el alergólogo puede ayudar al paciente haciéndole el diagnóstico pertinente y recomendado el tratamiento más adecuado. Tratamos de hacer una medicina de precisión y personalizada, para conocer y tratar a cada paciente de forma individual”.
Sobre las recomendaciones para evitar o paliar los síntomas de la alergia, la especialista ha señalado que hay múltiples medidas de evitación ambiental para esta época que puede facilitar la vida de los pacientes alérgicos a pólenes, tales como ponerse gafas de sol; no llevar las ventanillas del coche bajadas; no tender la ropa en el exterior, ya que en la ropa mojada se pega el polen; revisar los niveles de polen en las páginas web correspondientes; o evitar salir al campo si los niveles son muy elevados.
Según los expertos, la alergia es una enfermedad de niños y jóvenes pues aparece en la infancia, pero con la edad van apareciendo manifestaciones que pueden dar lugar a enfermedades más graves, por lo que aconsejan a los padres que revisen bien la piel de los más pequeños para descartar eccemas o dermatitis atópicas, que suelen ser una de las primeras manifestaciones en la infancia y que también estén atentos a la clínica respiratoria como estornudos, moqueo, lagrimeo o asma, además de vigilar si son alérgicos a algún alimento.