La primavera es la estación tradicionalmente asociada a las alergias. No obstante, durante los meses de enero y febrero tiene lugar la floración de los cipreses; y durante las últimas décadas, el número de casos por alergias al polen de ciprés se ha disparado en todo el país
Si hasta hace unos años, la alergia al polen de ciprés era relativamente poco conocida, ahora todos los alergólogos saben muy bien qué son las cupresáceas. De hecho, las visitas por polinosis de invierno han aumentado un 30 % durante los últimos quince años.
El problema es mayor para los alérgicos residentes en las ciudades, pues el efecto de los pólenes se suma al de los agentes contaminantes de vehículos y calefacciones. Este aumento de la alergia al polen de ciprés se debe a que durante los últimos 20 años, el volumen de polen de ciprés por metro cúbico de aire se ha multiplicado por 25; algunos inviernos se han llegado a registrar 1.000 granos de polen por metro cúbico de aire, algo impensable hace dos décadas (la cantidad media era de 50/m3).
Los pólenes de los árboles de invierno no provocaban tantos problemas; no obstante, los inviernos más suaves de los últimos años, con más días de sol y temperaturas suaves, han favorecido el aumento de los pólenes, así como la floración más temprana de especies que solían florecer en primavera.
Por otra parte, los inviernos actuales tienen cambios más extremos. Si antes había un “veranillo de San Martín” o un “veranillo de San Miguel” ahora hay varios durante el año, lo cual favorece la floración de especies alergénicas. Esto explica que los niveles de pólenes de cupresáceas (arizónicas y cipreses) se haya disparado durante los últimos años, con el consiguiente aumento de casos de alergias o polinosis de invierno.
Los síntomas más habituales son estornudos, mucosidad, congestión nasal, conjuntivitis, tos seca, disnea y sensación de opresión en el pecho. Los síntomas se prolongan dos o tres meses, no unos días o semanas como ocurre con otros tipos de plantas.
Según los expertos, el primer paso para tratar este tipo de alergia es reconocer que se padece una alergia y no un resfriado o una bronquitis común. Una vez identificado el problema, existen vacunas contra este tipo de alérgenos que pueden ser muy eficaces.
La vacunación por medio de alérgenos o inmunoterapia, consiste en administrar regularmente dosis del alérgeno con el fin de disminuir o eliminar la sensibilidad al alérgeno.