Las lluvias y los vientos de Semana Santa limpian la atmósfera de alergias

Las lluvias y los vientos de Semana Santa limpian la atmósfera de alergias

Las últimas semanas del invierno se registraron unos niveles de alergia inusualmente altos para esta época del año; sin embargo, desde la entrada de la primavera, la situación ha cambiado dando una tregua a los pacientes alérgicos, de manera que las condiciones meteorológicas de finales de marzo, con precipitaciones en prácticamente todo el país y vientos moderados, han limpiado la atmósfera de polen.

 

Las lluvias y el viento son un factor determinante para disminuir la sintomatología de los cuadros alérgicos, motivo por el que los niveles de polen y otros alérgenos presentes en la atmósfera se han reducido de forma notable en los últimos 10 días, ya que el nivel de polen en España es moderado o incluso nulo en todo el país.

En concreto, regiones como Castilla y León, buena parte de Castilla-La Mancha, Lleida y Cádiz registran una concentración de polen muy baja, mientras que en el resto del país, los índices polínicos con bajos de tipos de polen como abedul en el norte del país, gramíneas en el centro y costa mediterránea y olivo en el sur del país.

No obstante, a pesar de la bajada de los índices polínicos, se espera que las condiciones meteorológicas de las próximas semanas favorezcan la presencia de polen en el ambiente, especialmente de especies como las gramíneas. De hecho, las previsiones indican que los síntomas de la alergia sean más persistentes debido a las condiciones meteorológicas de esta primavera, tal y como indica la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

En España existen cerca de ocho millones de alérgicos de los que el 85 % son pacientes alérgicos a las gramíneas, seguidos de pólenes de olivo, la arizónica, el plátano de sombra, la salsola y la parietaria.

En lo que respecta a la incidencia de la alergia en los pacientes, existe una relación directa entre las condiciones meteorológicas y la intensidad de los síntomas. Por un lado, fenómenos como la lluvia y el viento limpian la atmósfera de granos de polen alérgenos al arrastrarlos al suelo y dispersarlos por la atmósfera, con lo que se reducen los niveles de alergia, ya que se limita la posibilidad de que los granos de polen afecten a las personas al no estar presentes en el ambiente y reducir su concentración en el aire.

Por contra, factores como el calor, las altas temperaturas y la estabilidad ambiental contribuyen al registro de picos más altos de los niveles de polen y episodios más largo, duraderos, intensos y agudos de alergia; principalmente, porque el calor favorece la polinización de las plantas y permanecen durante más tiempo en la atmósfera ante la ausencia de lluvias y viento.

Para evitar en la medida de lo posible la alergia, lo más adecuado es acudir a un profesional sanitario que diagnostique el origen de la sintomatología y paute un tratamiento indicado, pero también se pueden llevar a cabo una serie de acciones preventivas destinadas a limitar la incidencia de la alergia. Por ejemplo, se recomienda consultar las condiciones meteorológicas y los niveles de polen antes de salir de casa, y se aconseja usar mascarilla al aire libre, especialmente en zonas con mucha vegetación, para los pacientes alérgicos que presentan síntomas más severos, además de evitar actividades al aire libre en las horas de mayor concentración de polen, especialmente por las tardes, y ducharse tras estar al aire libre para eliminar la posible presencia de polen.

En lo que respecta al hogar, se aconseja limitar el ventilado del hogar a unos minutos al día, mejor durante la mañana, lavar la ropa de cama y de calle de forma frecuente y evitar tender la ropa al aire libre en los días de mayores niveles de polen.

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