La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a más de 230 millones de personas en todo el mundo, mientras que en España, más de 2 millones de españoles la sufren, de los cuales se estima que 50 mil padecen su forma grave. Aunque pueda parecer una enfermedad aislada, su aparición se debe a la poco conocida inflamación tipo 2.
La inflamacion tipo 2 es la causante de algunas patologías crónicas como el asma, la poliposis nasal, la esofagitis eosinofílica o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), un origen común que hace posible que un mismo paciente pueda convivir con dos o más de estas enfermedades al mismo tiempo.
De hecho, entre un 50 % y un 70 % de los pacientes con DA de moderada a grave, asma o poliposis nasal grave convive con al menos otra enfermedad inflamatoria tipo 2, y hasta el 36 % con dos o más. En pacientes pediátricos menores de 6 años con dermatitis atópica grave, el porcentaje que convive al menos con otra patología derivada de la inflamación tipo 2 se estima alrededor del 96 %.
La inflamación tipo 2 genera una respuesta inmunitaria desproporcionada, afectando no solo a la piel, sino también al sistema respiratorio y gastrointestinal. En el caso de la DA, la inflamación lesiona la barrera de la piel, dejándola seca y susceptible a infecciones, además de provocar picor; y en sus formas graves puede llegar a cubrir gran parte del cuerpo y puede incluir prurito intenso, lesiones cutáneas, agrietamiento, costras y supuración de la piel, entre otros síntomas.
Uno de los aspectos más interesantes de esta afeccion es la simultaneidad entre las diversas enfermedades relacionadas conella, de manera que hasta el 60 % de las personas con dermatitis atópica también padecen rinosinusitis alérgica con poliposis nasal. Esta coexistencia de enfermedades inflamatorias, a menudo se conoce como la "marcha atópica", que describe cómo las personas que inicialmente desarrollan dermatitis atópica en la infancia pueden luego experimentar otras afecciones, como alergias alimentarias, asma o poliposis nasal crónica, a lo largo de su vida.
Afortunadamente, en los últimos años, se han producido grandes avances en el control de estas enfermedades inflamatorias, gracias a la introducción de terapias innovadoras, un tipo de tratamientos dirigidos específicamente a las moléculas que desencadenan la inflamación tipo 2, lo que los hace mucho más eficaces y con menos efectos secundarios que los convencionales.
En el caso de la dermatitis atópica, esta inflamación perpetúa el ciclo de picor y rascado, lo que acaba debilitando aún más la barrera cutánea y empeorando los síntomas, y cuando se presenta con otras comorbilidades como el asma o la poliposis nasal, los estudios muestran que estas personas tienden a desarrollar una forma más grave de la enfermedad, haciéndola más difícil de tratar.
Los signos y síntomas físicos de las patologías inflamatorias tipo 2 afectan profundamente la calidad de vida de quienes las padecen, motivo por el que muchos pacientes sufren ansiedad y depresión, de manera que hasta el 15 % de las personas con dermatitis atópica grave reporta ansiedad, una situación que se acentúa cuando aparece en la infancia, ya que por cuestiones de desarrollo, los niños tienden a ser vulnerables.
Así las cosas, los expertos consideran que aumentar el conocimiento social sobre la inflamación tipo 2 permitiría mejorar el control de la enfermedad, identificar de forma temprana patologías relacionadas, y aumentar la comprensión y apoyo a quienes padecen enfermedades de este tipo, ya que cuando se trata de dermatitis, muchas personas tienden a subestimar su gravedad, considerándola solo como un simple picor.
Por este motivo, es fundamental dar visibilidad a las verdaderas implicaciones de esta enfermedad en sus formas graves, destacandotelas el hecho de que la vergüenza no debería formar parte de la vida de quienes padecen esta enfermedad, sino que la sociedad deberías fomentar la empatía y el apoyo hacia ellos.