Si una persona es intolerante a la lactosa significa que no puede digerir la lactosa que lleva la leche, y en el caso de la que se consuma, se puede encontrar con síntomas como la diarrea o la hinchazón de estómago, debido a la insuficiencia de una enzima llamada lactasa, que se forma en el intestino delgado.
De esta manera, cuanto menor sea el nivel de lactasa, mayor será la probabilidad de que esa persona tenga intolerancia a la lactosa y de que experimente los síntomas que la produce. En cualquier caso, para evitar confusiones, es aconsejable diferenciar la intolerancia a la lactosa de la alergia.
Tener alergia a la leche significa tener alergia a las proteínas de este alimento, y aquella persona que la padezca experimentará reacciones digestivas, respiratorias o dermatológicas, y los niveles de intensidad variarán dependiendo de cada caso.
En ocasiones, corre el bulo de que un intolerante a la lactosa no puede comer ningún tipo de queso, pero no es cierto. Para ello, el portal digital Uppers ha listado por un lado, los distintos quesos más populares que pueden tomar sin problemas los intolerantes a la lactosa; y por otro, los quesos que no pueden ser ingeridos por estas personas. Estos son:
Quesos que se pueden comer siendo intolerante a la lactosa
- Quesos manchegos: Los quesos de oveja procedentes de Castilla-La Mancha destacan por tener Denominación de Origen y un alto grado de maduración de más de 30 días, lo que significa que son ideales para los intolerantes a la lactosa.
- Mozzarella: Es uno de los quesos que más se consumen en el mundo, por ser uno de los ingredientes principales de las pizzas. Se fabrican con leche de búfala, lo que hace que tengan una fácil digestión. Si vamos al supermercado debemos fijarnos bien en la etiqueta, ya que ha de indicar que utiliza la leche de este animal, y no de la vaca, que no será tan apta para los intolerantes.
- Cheddar: Nacido en Inglaterra, no tiene prácticamente lactosa. Procede de la vaca, pero su proceso de maduración es bastante alto, ya que puede ir de unos meses a varios años.
- Gruyère: Procedente de Suiza y es un producto libre de lactosa. Si en su etiqueta incluye “Denominación de Origen Protegida” o “DOP”, te garantizará que se trata de un producto sin lactosa y aparecerá la marca de “0 g”.
- Idiazábal: Este queso se fabrica con leche cruda de ovejas del País Vasco y de Navarra, y tiene un alto grado de maduración por encima de 90 días, y un sabor intenso.
- Parmesano: Es un queso italiano que contiene muy poca lactosa, concretamente 1 miligramo por cada 100 gramos. Se trata de uno de los quesos más falsificados del mercado, por lo que debemos comprobar que tenga en la etiqueta la “Denominación de Origen Parmigiano-Reggiano”.
- Camembert: Este queso francés tiene una maduración mínima de dos meses, por lo que es perfecto para la intolerancia a la lactosa. Se trata de un producto cremoso, ideal para acompañar con pan o para utilizar en la repostería.
- Queso de cabra: Los quesos que proceden de la leche de las cabras son más ligeros y, por tanto, más digestivos. Se puede encontrar una amplia variedad en el mercado, que va desde quesos cremosos hasta quesos curados.
Quesos no aptos para intolerantes a la lactosa
- Feta: Significa literalmente en griego “queso blanco”, y se elabora con cuajada curada en salmuera. Se trata de un queso de textura blanda sin corteza, que se desmigaja fácilmente. Contiene pequeñas grietas y agujeros en su interior, muy características. Su sabor es salado y ligeramente picante y agrio, y es el abanderado de la dieta mediterránea por razones como que es mucho más bajo en calorías que la mayoría de los quesos.
- Ricotta: Es un tipo de queso granuloso que se hace con el suero obtenido de la producción de otros quesos y que se consume fresco, sin prensar, salar o madurar. De color blanco, su textura es blanda y granulosa; y su sabor es extremadamente suave, convirtiéndose en el queso perfecto para la elaboración de postres.
- Velveeta: Se trata de un producto lácteo clásico americano conocido por su distintivo color naranja claro y su consistencia suave. Este queso procesado es una mezcla única que cuenta con una excelente capacidad de fusión y es un alimento reconfortante popular.
- Americano: También conocido como «queso amarillo» o «queso amarillo deli», es un queso procesado que se utiliza comúnmente en sándwiches y platos calientes. Es suave, tiene un sabor dulce y una textura suave y untuosa. El queso americano se hace a partir de leche de vaca, que se pasteuriza y se mezcla con cultivos lácticos y queso rallado.