Durante estos últimos días de tormenta puede que hayas tenido dificultades para respirar, que hayas notado picor de ojos, garganta u oídos y que la tos haya sido parte de tu día a día..., sin embargo, eso puede llegar a ser normal si eres alérgico.
Las gramíneas son las principales productoras de polen, y la cantidad de estas partículas que liberan al aire es increíble. Sin embargo, los casos más extremos de alergia suelen producirse cuando hay tormenta.
La lluvia y la humedad reinantes en caso de tormenta provocan que los granos de polen, unas estructuras orgánicas bastante complejas, se hidraten e hinchen. Esto pasa especialmente con el polen de gramíneas, que muchas veces termina "estallando" y rompiéndose bajo la presión de la hidratación.
Cuando esto ocurre, miles de partículas aún más pequeñas se liberan al aire, siendo estas tan activas o más que el propio polen.
Además, los vientos procedentes del choque de las masas de aire de la tormenta ayudan a que estos fragmentos de polen se esparzan aún más fácilmente.
Por si todo esto fuera poco, la lluvia incita a los hongos a liberar muchas de sus esporas, que también son arrastradas por el viento.