Los «falsos resfriados» saturan los centros sanitarios

Los «falsos resfriados» saturan los centros sanitarios

En plena epidemia de gripe y resfriados suelen aparecer las alergias. De esta manera, los pacientes acuden al médico con la falsa creencia de que llevan más de una semana constipados, cuando lo que ocurre es que sufren los estragos de la agresividad de los pólenes más típicos del invierno.

En estas circunstancias, los casos de rinitis provocados por las cupresáceas se disparan ya que los niveles triplican a los del año pasado y muchos expertos califican de excepcional esta temporada.

Javier Subiza, alergólogo y director de la Clínica Subiza ha afirmado en este sentido que «esta semana esperamos que haya recuentos elevados, como en las anteriores, en los que se han dado niveles tres e incluso hasta cuatro veces más que el año anterior»; mientras que desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias defienden que «es frecuente que una alergia se pueda confundir con un resfriado, ya que los síntomas son parecidos, en urgencias pasa inadvertido ya que para saber si es una alergia tendría que haber terminado el periodo de duración del refriado, y acudir a su medico para que le realicen las pruebas oportunas».

La sensibilidad a este tipo de pólenes no fue descrita hasta 1994, cuando la población sensible era de un 23 %, y hoy ya alcanza el 50 % del total de los pacientes alérgicos. «Se trata del polen más importante del invierno y es el segundo en número de afectados, tras las gramíneas», ha explicado Subiza

Por su parte, Ángel Moral de Gregorio, presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic, ha explicado que «cada vez el número de pacientes se está incrementando. Además, este invierno estamos teniendo una polinización de cupresáceas que se adelantó al mes de diciembre, en vez de enero, y que se está largando unos cuatro meses. Esto se debe a las lluvias de otoño»; mientras que Jordina Belmonte Soler, experta en botánica del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona, ha comentado que «en los años 80 y 90 costó que se aceptara que había alérgicos a polen de cupresáceas y en cambio ahora esta alergia está bien documentada. Ha influido en ello el disponer de extractos adecuados para ‘‘prick test’’ y otros tipos de pruebas diagnósticas que han surgido. En cuanto a otras clases de polen propios también de esta época fría o de invierno son el de avellano (en zonas de montaña sobretodo, en riberas y en las zonas donde se cultiva) y el de fresno (que en primavera tiene otra etapa de polinización). Este último pertenece a la familia de las oleáceas, como el olivo, y comparte proteínas alergénicas con él, de manera que en esta época del año (febrero-marzo) personas alérgicas a olivo (que saben que su época mala es abril-mayo) podrían encontrarse mal».

Aún es pronto para hacer algún tipo de estimación para la época que más temen los alérgicos, sobre todo los que sufren más por culpa del plátano de sombra, las gramíneas y el olivo. En este sentido, el presidente del Comité de Aerobiología de la Seaic explica que «no se puede prever cómo será porque aún nos falta saber si habrás lluvias en lo que nos queda del mes de febrero y marzo, hasta que dé comienzo la primavera», ya que es cierto que la pluviosidad de las próximas semanas «puede dar un respiro a los afectados por las cupresáceas, pero hará que se incrementen los casos al plátano de sombra y gramíneas», concluye.

Desde hace unos años, en el campo de la Inmunología se investigan también «curiosidades» que ha venido a denominar «alergias cruzadas». Esto es, que existen pacientes que siendo sensibles al polen de las cupresáceas, por ejemplo, también desarrollan cierta sensibilidad a frutas cítricas, tales como el melocotón. Un trabajo de investigadores del Instituto Pasteur, en colaboración con científicos de la República Checa y Japón, ha identificado la reactividad cruzada entre los alérgenos del ciprés y las mencionadas frutas.

En este caso, han sentado las bases para relacionar las reacciones que provocan las alergias respiratorias y las alimentarias. En la investigación, se apunta como esto es muy común en las regiones mediterráneas, dado que se ha observado en la práctica clínica de forma habitual.

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