Sobrevive milagrosamente a 500 aguijonazos de abejas

Sobrevive milagrosamente a 500 aguijonazos de abejas

Pedro Castrillo Martín, de 74 años y aficionado al cicloturismo, salió a dar un paseo en bicicleta en la provincia de Palencia. La mañana pintaba tranquila hasta que a su paso por un camino entre las localidades de Meneses y Belmonte, se vio rodeado por un enjambre de más de 500 abejas que le acribillaron a picotazos.

El afectado tuvo que ser evacuado del lugar del suceso en un helicóptero que le trasladó al Hospital Clínico de Valladolid, donde le extirparon el medio millar de aguijones que se le habían quedado clavados en su piel y le trataron con Urbasón, corticoides y antihistamínicos.

Esta cantidad de picaduras puede ser letal para un adulto debido a la alta cantidad de veneno que se introduce en su cuerpo, pero Pedro sobrevivió. El hombre, vecino de Meneses (Palencia), pedaleaba por un camino asfaltado en dirección a Belmonte cuando una abeja le rozó la cara. No le dio importancia y continuó con su recorrido.

En la zona hay varios panales de apicultores que viven de la miel, con lo que no le sorprendió. Al poco tiempo, un enjambre de más de 500 de estos insectos le envolvió por completo. Pedro iba bien tapado, pero llevaba la cara y las manos al descubierto. Además, las abejas empezaron a meterse por dentro de su ropa. Por suerte, pudo coger su móvil para llamar a su mujer y pedirle ayuda.

Sin embargo, su verdadero salvador fue Juan Herrezuelo, un instalador eléctrico que pasaba por allí en su coche y que vio como una “nube negra” había rodeado a un hombre que “se tambaleaba” y “hacía esperpentos con las manos” a pocos metros de una bicicleta tirada en el suelo. Inmediatamente detuvo su vehículo para socorrer al hombre, y cuando vio que eran abejas, se quedó “en shock”.

Los insectos muertos que ya le habían picado se amontonaban al lado de Pedro. Juan cogió unas mantas que llevaba en el coche y se las echó por encima. También le ofreció su chaqueta para que se tapara. De esta forma, las abejas se alejaron de Pedro y el héroe imprevisto aprovechó para llamar al 091.

Tras pasar dos días ingresado, Pedro recibió el alta consciente de la suerte que había tenido: “Me han quitado 500 aguijones de abejas en el hospital, pero puedo contarlo”, dijo a El Norte de Castilla.

Una persona puede recibir 2 picotazos y entrar en shock, mientras que a otras, como Pedro, le pican 500 y no sufre esta reacción grave. La reacción local viene acompañada de picor, inflamación y enrojecimiento de la zona en la que ha picado el insecto. Si la superficie inflamada supera los 10 centímetros de diámetro, lo más probable es que se trate de una reacción alérgica. Sin embargo, en el momento en el que el afectado sufre mareos, dificultades para respirar o pierde el conocimiento, la reacción es grave y puede entrar en un shock anafiláctico.

En España, un 3 % de la población es alérgico a las picaduras de abejas y avispas, pero pocos acuden a un alergólogo para ser tratados. La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha explicado en un informe que se trata de la alergia que mejor se cura. Tan solo deben inyectar una vacuna con el veneno del insecto en el paciente y en el 90 % de los casos la reacción desaparece.

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