Un exceso de histamina en nuestro organismo puede hacer que se disparen las alergias

Un exceso de histamina en nuestro organismo puede hacer que se disparen las alergias

Pensar en histaminas suele ser pensar en lagrimeo, picor de ojos, sarpullido, rinitis… es decir, identificamos la histamina con alergia -al polen, a los ácaros…- y, de inmediato, se nos viene a la cabeza la idea de un antihistamínico como remedio, ya que por norma general, cuando alguien tiene alergia se produce una reacción que conlleva la liberación de varias sustancias, entre ellas la consabida histamina.

Los síntomas serían una llamada de atención, una alerta de que algo anómalo está ocurriendo, de tal forma que cuando la alergia es a un alimento concreto, el único medio de evitarla es eliminar dicho alimento de por vida de nuestra dieta.

Pero la histamina, una molécula que se aloja en las células llamadas mastocitos, no se libera solo por una reacción alérgica, ya que existen diferentes situaciones en las que nuestro organismo puede presentar lo que se conoce como histaminosis, una acumulación excesiva de esta sustancia, y se encuentra con problemas para deshacerse de ella.

La consecuencia suele ser un cuadro de síntomas muy variados que se corresponde con especialidades médicas tan distintas como reumatología, digestivo, dermatología, neurología… etc.

En ocasiones, estos síntomas por separado no son tan relevantes como para que cada especialista le preste atención: tienes un eczema, aplícate un corticoide; tienes migraña, tómate un analgésico; tienes la tripa hinchada…”. Y el diagnóstico se complica.

Los síntomas, como decíamos, pueden afectar a diferentes sistemas del cuerpo humano, y por el momento no se sabe por qué a unas personas les afecta en un receptor y a otras en otro. Así, esta histaminosis puede dar como resultado migrañas, dermatitis, urticarias, colon irritable, dolores musculares y articulares…

Pero no todo es debido a un déficit de DAO, sino que hay otras causas posibles de histaminosis, que puede deberse a una infección bacteriana, a un SIBO, a una permeabilidad intestinal… etc. Se trata de una serie de condiciones fisiopatológicas que pueden hacer que funcione peor el enterocito.

En este sentido, en investigaciones recientes se ha visto que algunas bacterias son capaces de generar de forma endógena mucha histamina en el organismo, y la causa puede estar también en el mastocito, la célula donde se aloja la histamina. De esta manera, la histaminosis consiste en una acumulación exagerada de histamina que puede provocar síntomas muy diversos.

Lo que resulta diferente es su origen y la forma de llegar al diagnóstico. Así, si se sospecha un déficit de DAO, se hará un análisis que mida la actividad de esta enzima; para estudiar los mastocitos, se mide en análisis de sangre la triptasa sérica; en el caos de la flora, se mide la orina a lo largo de 24 horas… En cualquiera de los casos, la primera medida pasa por ajustar la dieta.

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