Entre las diferentes alergias existentes algunas de las más comunes son la alergia al pescado y a los mariscos, pero a veces es complicado poder identificarla. Los niños suelen ser el núcleo de población más indefenso en este sentido, ya que puede desarrollar estos problemas sin saberlo.
La alergia a pescados es una reacción inmunológica que puede aparecer tras la ingesta, el contacto e incluso la inhalación de vapores procedentes de la cocción de estos alimentos; y su causa principal es una proteína denominada Parvalbúmina, que no se altera por el calor ni por la digestión.
Solemos encontrar esta proteína en mayor cantidad en el músculo blanco que en el músculo rojo de los peces, por lo que los pescados que más frecuentemente producen alergia son los pescados blancos, y conviene recordar que en España, especialmente gallo y también merluza son los pescados que más damos a nuestros niños pequeños.
Las reacciones alérgicas hacia el pescado suelen ser reacciones de hipersensibilidad inmediata, debida a un mecanismo inmunológico, hipersensibilidad mediada por anticuerpos IgE específicos frente a ellos. Otras reacciones son inflamaciones de labios, urticaria, asma, síntomas digestivos o anafilaxia.
Cuando se trata de analizar estos problemas, un buen diagnóstico es clave para dar con el trastorno, por eso es aconsejable realizar diversos diagnósticos, analizando la historia clínica y mediante la realización de pruebas cutáneas con extractos de los distintos pescados y la medición en sangre de los niveles de anticuerpos.
En los niños, es común que la alergia a estos alimentos desaparezca espontáneamente con la edad, y que lleguen a tolerar el alimento que les produjo la reacción.
También se suelen realizar un Test de Provocación con el pescado para valorar si ya se tolera, siempre que el médico lo crea necesario. En cualquier caso, se trata de un estudio de riesgo que debe ser realizado siempre bajo supervisión del especialista y en un centro hospitalario.
En el caso de padecer este tipo de alergia, lo normal es evitar la ingesta del pescado o pescados responsables y los alimentos cocinados con ellos. Además, se deben evitar también otros productos que contengan proteínas de pescados en su composición.