Beth Tsangarides, de 21 años y residente en Inglaterra, se enfrenta una condición en la que su propio cuerpo reacciona de forma extrema a emociones como la risa o el llanto, de manera que su piel puede inflamarse al punto de parecer "víctima de un ataque con ácido" cuando experimenta estas situaciones tan humanas.
La joven ha ha compartido a través de las redes sociales algunos detalles sobre su estado de saludu una condición sin un diagnóstico claro que padece desde los 15 años, y que le provoca síntomas que incluyen inflamaciones severas en la piel y episodios de anafilaxia, una reacción alérgica grave que puede poner en riesgo su vida.
Según ha relatado la propia afectada, "es como si alguien se hubiera quemado en un incendio o hubiera sufrido un ataque con ácido. Para algunas personas, eso es lo que también se siente. Mi pareja y toda mi familia bromean diciendo que soy alérgica a mí misma".
El caso es que además de las reacciones en la piel, Beth sufre alergias a diversos alimentos, hierbas y especias; y a pesar de haber recibido tratamientos con corticosteroides y ungüentos durante seis años, su estado no ha mejorado.
Recientemente fue hospitalizada tras sufrir una reacción severa provocada por su propia risa, algo que le dejó heridas en el rostro. Además, con el tiempo, su movilidad se ha reducido significativamente y su alimentación está cada vez más restringida.
Tres años después del primer episodio, los médicos le diagnosticaron síndrome de taquicardia postural (PoTS), un trastorno poco común en el que el flujo sanguíneo al corazón es insuficiente cuando la persona está de pie. Este síndrome suele afectar a mujeres entre 15 y 50 años y puede desencadenarse por embarazo, cirugía o un traumatismo. No tiene un tratamiento específico y puede causar síntomas como desmayos, problemas de movilidad y convulsiones, lo que le impide trabajar.
Además de estos síntomas, quienes padecen PoTS pueden experimentar visión borrosa, palpitaciones, dolor de cabeza, mareos, dificultad para respirar, pérdida de conciencia, falta de concentración y dolor en extremidades.
Por la complejidad de su caso, Beth ha sido remitida a distintos especialistas, que le han indicado que podría padecer síndrome de activación de mastocitos (MCAS), un trastorno en el que ciertas células liberan sustancias químicas de manera descontrolada, provocando reacciones alérgicas graves, anafilaxia, urticaria, hinchazón, vómitos, fatiga y fibromialgia.
Además, Beth se alimenta a través de una sonda debido a las heridas constantes en su piel, lo que limita aún más su calidad de vida.