Las lluvias alivian el calvario de los alérgicos, aunque estos sufrirán un final de primavera complicado

Las lluvias alivian el calvario de los alérgicos, aunque estos sufrirán un final de primavera complicado

No está siendo una primavera fácil para los alérgicos debido a las inusuales altas temperaturas que se han venido registrando en las últimas semanas, que han hecho que las molestias para los alérgicos hayan sido más intensas, ya que el calor ha favorecido la polinización y la falta de lluvias ha hecho que el polen se haya mantenido más tiempo en el ambiente, provocando más molestias.

 

Por contra, las lluvias de esta semana han dado la vuelta a la situación, limpiando el ambiente, lo que puede ayudar a aliviar las molestias que sufren los alérgicos.

En este sentido, según explica el presidente del Comité de Aerobiología Clínica de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, Juan José Zapata, "a corto plazo la lluvia humedece los pólenes que hay flotando en la atmósfera, aumentando su peso y favoreciendo su depósito en el suelo impidiendo que puedan penetrar en las vías respiratorias, lo cual disminuye los síntomas de los pacientes alérgicos cuando está lloviendo".

Sin embargo este impacto beneficioso en las concentraciones de pólenes tiene una cara B, ya que "ahora se limpia el ambiente pero las plantas que florezcan ahora o puedan volver a florecer como las gramíneas y el olivo, si se hidratan bien pueden tener otra descarga de polen", explica Zapata, que describe esta consecuencia negativa de las lluvias explicando que "a largo plazo, la lluvia favorece el crecimiento de todas las plantas, sobre todo las gramíneas, lo que contribuye a un mayor desarrollo y un aumento en la producción de pólenes de gramíneas que se van a dispersar por la atmósfera en su momento de floración, con un aumento de síntomas alérgicos".

<>Las gramíneas provocan el polen con más volumen de alérgicos, mientras que la alergia a olivos y cipreses ha crecido mucho en los últimos años. Precisamente los cipreses fueron los que inauguraron la temporada de alergias en febrero y marzo ya que su polinización es en invierno y no en primavera.

De esta manera, en estaciones de recuento polínico tuvieron un pico alto de polen de cipreses en marzo que dio paso en abril a un aumento importante de acumulación de polen de plátanos de sombra, que se utilizan mucho en ciudades en paseos y avenidas y, desde finales de abril y durante lo que llevamos de mes de mayo, es el polen de olivo el que se está registrando más.

De cara a junio, los expertos recuerdan que aún quedan semanas de alergia al olivo "que se extiende durante todo junio" y que da más problemas en zonas rurales, gramíneas y también parietarias "hasta septiembre", por lo que la temporada aún no se puede dar por terminada.

Desde la SEAIC advierten de otro fenómeno, igual que en las ciudades se están detectando cada día más alérgicos a las cupresáceas por la mayor utilización de variedades de cipreses en elementos urbanos, cada día va a haber más alérgicos a todo tipo de polen como consecuencia del cambio climático, ya que cuanto más suben las temperaturas en primavera, más polen producen las plantas y además lo hacen durante más tiempo. De esta manera, Zapata ha explicado que "el aumento de temperaturas está adelantando el periodo de polinización y retrasando su finalización, aumentando el periodo de exposición a los pólenes".

Pero no solo hay más polen en el ambiente y durante más tiempo, sino que este es, además, más alergénico es decir provoca una mayor reacción. "Los contaminantes (ambientales como el CO2) actúan sobre las plantas y como no pueden desplazarse, tienen que defenderse y lo hacen modificando su metabolismo y produciendo nuevas proteínas, que aumentan la alergenicidad de los pólenes", ha concluido el experto.

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