Reclaman una normativa para integrar las alergias sin riesgos en los centros escolares

Reclaman una normativa para integrar las alergias sin riesgos en los centros escolares

Los expertos en nutrición infantil han denunciado que, a pesar del incremento creciente de las alergias, no hay todavía una legislación específica que sirva de guía a los centros escolares y a esos profesores que, de repente, se encuentran con una jeringuilla de adrenalina en la mano por si la vida del niño está en juego en algún momento.

 

Tras la reciente muerte de la joven alérgica a la proteína de la leche, se ha abierto un debate sobre si la sociedad sabe cómo afrontar este tipo de alergias, cada vez más comunes, para llegar a la conclusi´ñon de que los centros educativos conviven con esta realidad sin una legislación específica, sin formación y muchas veces, sin el más mínimo apoyo de las administraciones.

 "El segundo día en el comedor del colegio, pese haber avisado con muchísima antelación de todas las alergias que tenía mi hijo, le dio una reacción muy fuerte: vomitó, se hinchó, le salieron ronchas... Fuimos corriendo al médico porque tenía anafilaxia. Le tuvieron que pinchar adrenalina y estar en observación toda la tarde. En su caso, por suerte, no fue a más pero una reacción así puede provocar lo que hemos visto recientemente en Ciudad Real", cuenta a la Cadena SER Rodrigo, refiriéndose a la reciente muerte de una joven de 17 años que era alérgica a la proteína de la leche que se había tomado un café contaminado.

El hijo de Rodrigo tiene 4 años y, además de alergia a la leche, tiene a las legumbres, al pescado, al huevo, al gluten "y un largo etcétera". No sabe qué pasó exactamente aquel día del shock anafiláctico en el comedor y cree que nunca lo sabrá porque "el colegio no se ha hecho responsable". Desde entonces su hijo lleva cada día su comida en un tupper y come solo en su aula.

Ese centro público de la Comunidad de Madrid tampoco le permite participar de actividades extraescolares: "Es una discriminación por miedo siempre a que le pase algo", sentencia Rodrigo, para pasar a explicar que "las familias de los alérgicos vivimos siempre con la espada en el cuello, con el riesgo de que pase una desgracia en cualquier momento, porque la formación es mínima, los recursos que dan las administraciones para los colegios son nulos. La formación del profesorado es escasa también y dependemos del buen hacer del profesorado o del personal de los comedores".

Según señala Cristina Porta, miembro de la Asociación Española de Personas con Alergia a Alimentos y Látex (AEPNAA), "hace más de 10 años salió a la luz el documento de consenso sobre la escolarización del colectivo alérgico y ahí sigue, está sin desarrollar por las comunidades autónomas, así que seguimos desamparados".

Su hijo, Artai, también tiene 4 años y es multialérgico pero la disposición que ha encontrado en el colegio, sobre todo de la profesora, es totalmente la contraria a la de Rodrigo. Cristina dudaba mucho si llevar a su hijo a un centro pero fue su alergóloga la que le recomendó que lo hiciese cuanto antes "para que el grupo aprendiese en conjunto". Así ha sido gracias a Rebeca, la profesora, que nunca antes había tenido en su clase un niño con alergias: "Mentiría si dijera que de primeras no me dio miedo pero bueno, tomé conciencia. Me tiré de cabeza y decidí implicarme al 100%.Lo primero y más importante cuando este peque se escolarizó fueron las reuniones que tuve con la familia. Me esperaba encontrar al otro lado a alguien que viniera a la defensiva, desconfiado, incluso que viniera amenazante pero esto no pasó. Me encontré con unos padres que se mostraron tranquilizadores y me dieron muchísima formación y muchísima confianza. Sobre todo, esto, confianza. Me dio alas, me animó a implicarme mucho más y a hacerme merecedora de esa confianza", cuenta. "Decidimos no prohibir nada sino educar en la empatía"

Con la confianza como base, Rebeca comenzó a formarse por su cuenta y a leer todo lo que caía en su mano sobre alergias: "Después de reuniones y charlas informativas con la familia del peque alérgico y las familias de sus compañeros de clase, decidimos no prohibir alimentos. Decidimos educar en la empatía, en el respeto desde el conocimiento. Yo considero que no se puede integrar a un niño completamente prohibiéndole cosas a los demás, sino que lo que debemos es desarrollar en los demás un sentimiento de grupo y de conocimiento y respeto a esas diferencias que, en este caso es una alergia, pero puede ser cualquier tipo de diferencia", explica a la Cadena SER. 

Es muy difícil encontrar datos sobre el número de alérgicos a los alimentos y de alérgicos a un alimento en particular, porque en España nunca se han hecho estudios de prevalencia de esta enfermedad. Además, por ejemplo, la alergia a la leche de vaca suele aparecer en el primer año de vida, y de hecho, es la alergia más frecuente en los lactantes. En países desarrollados, la frecuencia de alergia a leche de vaca en población infantil se sitúa entre el 2 y el 5 %, lo que implica que al menos dos niños de cada 100 en nuestro país desarrolla alergia a la leche de vaca antes del primer año. La mayoría de los niños supera espontáneamente la alergia a la leche a lo largo de los primeros años de vida, pero un 10-15% de ellos serán alérgicos de por vida.

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