La alergia al frío es una enfermedad crónica que pertenece al grupo de las llamadas urticarias inducibles o desencadenadas por estímulos físicos, que se manifiesta en forma de lesiones cutáneas en las zonas expuestas a las bajas temperaturas, que pueden ser leves, como pequeños habones en zonas específicas o más graves como habones generalizados por todo el cuerpo o incluso la aparición de una tumefacción o hichazón.
Se trata de una alergia poco común, que tiene sólo una incidencia anual del 0,05 %, siendo la segunda urticaria inducible en frecuencia, después de la urticaria inducida por ejercicio físico, tal y como indican desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).
Por su parte, la Organización Mundial de la Alergia (WAO) afirma que las últimas investigaciones llevadas a cabo sobre la urticaria por frío han mejorado la comprensión y el manejo de la enfermedad, y se cree que su fisiopatología implica la formación de autoalérgenos y anticuerpos inducidos por el frío, lo que provoca una liberación de mediadores proinflamatorios de los mastocitos de la piel produciendo lo que llamamos comúnmente ronchas, que generalmente se desarrollan por el recalentamiento de la piel y desaparecen más o menos transcurrida una hora, aunque en algunos casos graves se puede desencadenar una anafilaxia.
Para detectar esta enfermedad, que es una reacción alérgica consistente en la percepción del frío como algo nocivo para nuestro organismo, se puede hacer colocando un cubo de hielo sobre la piel durante cinco minutos; de forma que si se padece la alergia por frío, se formará un bulto (roncha) unos minutos después de retirar el cubo de hielo. Desde la Universidad de Navarra aseguran que esta la prueba del cubito de hielo, permite conocer el grado de la enfermedad para aplicar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida del paciente.
También existen otros métodos diagnósticos, como el Temptest, un aparato basado en el efecto Peltier, que consiste en el enfriamiento o calentamiento de una unión entre dos conductores distintos al pasar una corriente eléctrica. Este dispositivo tiene un hilo metálico capaz de producir un gradiente de temperatura entre 4 y 44 ºC, sobre el que el paciente coloca el antebrazo durante 5 minutos. Si el resultado de la prueba es positivo, este instrumento permite conocer el umbral de respuesta del paciente, es decir, la temperatura que provoca picor o habones en su cuerpo, a partir de la cual, el médico podrá establecer el tratamiento adecuado.
En algunos casos, lo que provoca la urticaria por frío es una afección subyacente que afecta al sistema inmunitario, como una infección o el cáncer, por lo que será necesario acudir al especialista cuando se sufran los síntomas de la urticaria, y si existe alguna afección subyacente, es posible que se manden pruebas diagnósticas complementarias.
En algunas personas, explican desde la SEAIC, la urticaria por frío desaparece por sí sola después de unas horas, pero también puede perdurar semanas o incluso meses, de forma que en determinados pacientes este tipo de urticaria persiste en un 50 % de los que la padecen, remite a los 5 años, y no volverán a padecerla. Sin embargo, a un pequeño porcentaje les acompañará toda la vida, no existiendo por el momento una cura para la afección.
Desde la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) han explicado que la alergia al frío es una urticaria crónica inducible ya que el paciente la padece de forma continua y existe la presencia de algún factor inductor específico, en este caso, las bajas temperaturas. En este sentido, los expertos indican que la urticaria por frío se puede tratar y curar pero no se puede predecir en qué momento, ni cuánto tiempo, el paciente va a necesitar medicación continua.
El objetivo del tratamiento es que las personas afectadas puedan llevar una vida normal, con un tratamiento seguro y controlado durante el tiempo que haga falta, normalmente entre uno y cinco años; aunque algunos pacientes pueden presentar varios episodios de urticaria crónica a lo largo de su vida.
En este contexto, resulta muy importante evitar los factores desencadenantes cuando existen, de manera que los expertos de la SEAIC aconsejan tener precaución en las actividades que se llevan a cabo cuando se sufre esta enfermedad; y en los casos en que la urticaria por frío es intensa, será necesario evitar sumergirse de golpe en agua fría al lanzarse a la piscina o al mar, ya que, al estar toda la superficie corporal en contacto con el frío, se puede producir una reacción generalizada o anafilaxia, e incluso la muerte por ahogo.
El uso de medicamentos antihistamínicos es uno de los mejores tratamientos para la urticaria a frigore porque bloquean la liberación de histamina que es la que provoca los síntomas.
Desde la SEAIC indican una serie de recomendaciones a seguir cuando se padece urticaria leve por frío. Estas son:
- Evitar todo lo que puede haber desencadenado la reacción, como estar en un lugar con viento frío, nadar en agua fría o exponerse a bajas temperaturas.
- No ingerir alimentos ni bebidas muy frías, y evitar los cubitos de hielo o helados, que podrían causar un edema de glotis.
- Reducir al mínimo las actividades intensas, que pueden liberar más irritantes en la piel.
- En caso de tener que ser intervenidos en un quirófano, deben advertir al personal sanitario antes de entrar, para que la sala esté atemperada previamente.