La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel cuya principal consecuencia es un picor intenso y que se puede asociar con lesiones cutáneas y heridas, que es más frecuente en niños, aunque se puede presentar a cualquier edad y en los últimos años. Con el tiempo, algunos expertos están empezando a relacionar esta enfermedad directamente con casos de depresión o ansiedad.
En Españal la dermatitis atópica tiene una prevalencia de entre el 5 y el 20 %, según datos de la Academia Española de Dermatología y Venereología, lo que quiere decir que más de dos millones de españoles tienen que convivir con esta enfermedad que afecta, y mucho, a la vida social, laboral y afectiva de los que la padecen.
Con todo, entre lo que más preocupa sobre esta enfermedad en la actualidad es que más allá de los síntomas propios de esta patología, hay que tener en cuenta que condiciona mucho la calidad de los pacientes y en muchos casos conlleva un elevado riesgo de comorbilidades psicológicas, aumentando el riesgo de sufrir depresión.
Se trata de una patología que condiciona absolutamente la vida de las personas que la padecen, que es uno de los motivos por los que aumenta hasta en un 60 % el riesgo de sufrir depresión.
Se ha llegado a esta relación entre la dermatitis atópica y la salud mental a través de veinte estudios relevantes en los que se vieron involucrados casi 142.000 pacientes con esta dolencia.
Tras analizar toda la información, se llegó a la conclusión de que las personas que sufren esta patología tienen un riesgo 1,60 veces mayor de padecer depresión, y aunque todavía no se ha establecido la razón de esta asociación tan directa, son las vías hormonales o inmunológicas las que podrían darnos una posible explicación de esta situación.
Otros factores que pueden influir son el aislamiento social y la ansiedad derivados de esta patología.
De momento, no existe un tratamiento que cure la dermatitis atópica, pero si existen algunas medidas que se pueden poner en práctica para atenuar sus efectos y que afecte lo menos posible a los pacientes en su día a día. Estas son:
- Hidratar la piel a diario: Imprescindible para tratar de controlar la atopía y espaciar los brotes lo máximo posible es mantener la piel hidratada. Echarse una crema de calidad y especial para este tipo de pieles a diario es muy importante.
- Elegir un buen gel: De la misma manera que la crema hidratante debe ser indicada para estos pacientes, también hay que prestar atención al gel que se utiliza en el baño. Lo ideal es utilizar productos que no contengan jabón, hipoalergénicos y sin perfumes.
- Secar la piel con cuidado: Las toallas pueden dañar este tipo de pieles, optar por toallas de algodón y no frotar a la hora de secarse evitará dañar o irritar las zonas afectadas.
- Elegir bien la ropa: Se debe apostar por prendas que no aumenten la sensación de picor. Lo más importante es que no aprieten, que queden más bien holgadas, pero el material del que están hechas también es importante. Escoger ropa ligera y de algodón o lino evitando en la medida de lo posible las fibras y la lana.
- Retirar las etiquetas: Otra cosa que suele tener un efecto muy irritante sobre la piel atópica son las etiquetas, por eso es importante quitarlas siempre antes de ponerse una prenda.
- Cuidar el sudor: Los pacientes con dermatitis atópica toleran mal el calor y al sudar aumentan la sensación de picor, por ello, hay que tener cuidado con abrigarse demasiado, evitar los ambientes demasiado calurosos o excesivamente secos y ser comedidos con el ejercicio.